Epílogo

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Advertencias: Ninguna.

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Se piensa que el amor se basa en grandes muestras de afecto. Tenemos la idea de que ella amor se demuestra con grandes regalos que traten de imitar sus dimensiones, no es una opinión herrada, pero nunca aplicará para estos dos.

—¿Ya desayunaste?— Chuuya recargó su hombro en la espalda de Ryunosuke quién todavía estaba sentado—. ¿Qué ocurre?.

—No escuché nada de la junta— se cubrió el rostro con ayuda de su mano.

—¿Te distraje?— sonrió cómo si hubiera encontrado la fuente de felicidad eterna—. Lo siento, trate de entretenernos porque era algo aburrido.

El más alto asintió para después ponerse de pie—. No tengo mucho que hacer ahora.

—Vamos a comer, abrieron un restaurante cercano— tiró de su mano para sacarlo de la sala donde se trataron temas relacionados con las arcas—. Investigué que tengan algún postre de higos.

La mueca de Akutagawa de volvió poco firme, y sus ojos se aguaron por la vergüenza, su corazón latía tan rápido por aquello. Chuuya recordaba la mayoría de cosas que le gustaban a su novio, y siempre buscaba hacerlo sentir bien.

Hace unos meses conoció a Gin y se presentaron de forma oficial cómo pareja frente a Kōyō. Pobre mujer, casi muere de un infarto pues cuando dijo "novio" nunca imaginó al perro de la mafia.

Fue solo cuestión de tiempo para que algunos miembros ejecutivos supieran de su relación, y en realidad no hubo chistes de mal gusto, por el respeto a ambos, o el miedo que les tenían, daba igual. Chuuya lo acompañaba a sus citas médicas, y lo regañaba constantemente por saltarse algunas comidas.

Ryunosuke también hacia muchas cosas por el bienestar de su novio, solo bastó que fingiera un ataque de tos cerca de él para que tirará todos los cigarrillos que compró. El alcohol no era tan recurrente cómo antes, pero extrañamente no le disgustaba que Chuuya fuera más atrevido con unos tragos encima.

—Mueve los pies, ¿o necesitas que te cargue?— soltó con burla obligando a qué el más alto adelantará su paso—. ¿Quieres quedarte en mi casa?

Akutagawa se puso rígido y volteó con el ceño fruncido—. ¿Para qué?

—No es la primera vez que duermes conmigo— mostró una sonrisa ladina—. He visto un programa de terror, me apena decirlo, pero da miedo y está basado en hechos reales.

Té para dos [ChuuAku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora