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No quieren que vaya a rescatarte
Nos quieren separar, nos quieren separar
Cuando el tiempo haga de juez
Y dicte lo que hay que hacer
Volveremos a brillar
Con toda la intensidad

Haciendo de nuestras vidas dos cometas
Que giran volando rápido entre planetas
Batiendo las alas alto esquivando estrellas
Dejando en el universo nuestras estelas

Hasta el Sol (que nadie pueda nunca separarnos)

Supersubmarina - Cometas

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Mientras conducía hasta el hospital Amelia ya vio las consecuencias de la "invasión" de turistas en el pueblo.

Corrían por las calles, bebían cerveza y quién sabe más, entorpecían el tráfico y montaban un escándalo en cada esquina.

Amelia gruñó ante tal espectáculo. Este tipo de turistas, que eran de todo menos turistas, le sacaban de quicio. Eran su némesis.

Y encima nada más llegar al trabajo le tocó atender a uno de esos turistas que se habían pasado de copas y se había hecho un corte en la cabeza al caerse de la fuente del centro del pueblo. Sí, había intentado escalarla con resultado de seis puntos de sutura.

Amelia se quitó los guantes y los tiró a la papelera más cercana. Se encontró con Natalia, que también parecía harta y el día solo acababa de empezar.

- Solo quiero que llegue la noche y tumbarme en una manta con Carlos a ver la lluvia de estrellas - Natalia se quejó. - ¿Tú vas a ir? - la enfermera vio a su amiga titubear - Tienes que venir, Amelia. ¿Cuándo fue la última vez que pasó algo así?

- Hace 10 años.

Natalia miró a la morena con sorpresa y curiosidad. - ¿Te lo sabes de memoria o qué?

- Algo así.

- Bueno, que tienes que venir.

Amelia suspiró - Ya veré. Voy a cenar con Benigna y si puedo luego me llego.

- No te lo vayas a perder, anda. Que vamos todos.

Amelia asintió y cuando Natalia se fue por el pasillo ella se sentó en uno de los bancos.

Tú eres mi estrella favorita, le había dicho en una ocasión Luisita.

Era lo más bonito que le habían dicho en su vida. Algo que había guardado en su corazón y en su mente para siempre.

Para Amelia la rubia no solo era su estrella favorita. Era todas las constelaciones y todo el universo.

Pero era un universo que cada vez se aleja más.

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Luisita tuvo que ayudar el doble y el triple en El Asturiano, porque los turistas lo habían copado todo.

Y aunque eran ruidosos y caóticos, al menos consumían como si el mundo se fuera a acabar.

Sonrió cuando se miró la tirita en el dedo índice.

La verdad es que la cosas con Amelia parecían estar mejor que nunca desde su vuelta. La rubia tenía que admitir que la morena era muy generosa con ella, después de lo idiota que había sido cuando volvió. 

Luisita pensó que a lo mejor podrían acabar siendo amigas. Por muy raro que pareciera.

En un momento de tranquilidad la rubia sacó su móvil y vio un mensaje de Laia diciéndole que irían esa noche al mirador a contemplar el espectáculo, y que si se apuntaba.

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