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Shoto yacía a un costado de la cama.

observaba atento el rostro impropio, con la firme esperanza de que despertaría pronto.

la expresión ahí plasmada no reflejaba nada más que tranquilidad, al igual que su respiración; probablemente fue una noche dura para él.

suspiró.

no podía dejar de sentirse un poco culpable; de saber que el menor se pondría así de mal, jamás habría aceptado recostarse en el césped de un parque durante una tormenta.

rió bajito al recordarlo.

era algo bastante obvio, en realidad.

de hecho, cuando se lo contó a Yaomomo durante la primera hora, ella, con todo su instinto materno, le regañó; —»¡tuviste suerte de no pescar un resfriado o algo peor!

asintió, con la testa baja.

no le quitaba razón, pero fue una experiencia completamente nueva y divertida; demasiado, en realidad.

aunque, al redirigir sus heterocromáticas pupilas hacía él, su sonrisa se desvaneció.

además de culpa, una gran compasión se acrecentaba en su pecho; la piel blanca del peliverde lucía pálida, casi cristalina, siendo sus pequitas lo único que conservaba su color natural. su naricita poseía un tono rojizo en la punta, siendo signo de irritación por el uso excesivo de los pañuelos.

la señorita Chiyu le dijo que no era una gripe común, pues cuando le trajo hasta la enfermería en brazos, Izuku ardía en fiebre.

ella atendió al chico con rapidez y eficacia; no por nada le apodaban "Recovery Girl".
una vez que culminó, retiró el termómetro de la boquita del menor.

—»déjalo descansar, se pondrá mejor en un santiamén. fue bueno que lo trajeras enseguida.

aquellas palabras lograron sosegar su alterado corazón; no obstante, no planeaba dejarlo solo. aún si eso significaba perderse las clases restantes del día.

quizás Aizawa-sensei se molestaría, pero no podía irse.

le pediría los apuntes a Asui después.

—»...disculpe, ¿cree que pueda quedarme aquí? quisiera hacerle compañía mientras despierta.

la mirada dual de Shoto se encontraba llena de una profunda así como genuina cavilación que Chiyu supo reconocer; enternecida, sonrió: —»claro, joven Todoroki. estoy segura de que hay un banquillo por aquí, puedes usarlo durante tu estancia. iré a tomar mi almuerzo.

hizo una reverencia —»muchas gracias, de verdad.

—»procura cuidarlo bien en mi ausencia, ¿de acuerdo?

la mujer salió de la habitación, cerrando la puerta detrás de sí.

habían transcurrido cerca de 2 horas desde entonces.

Shoto acercó cautoloso su frente contra la de Midoriya, rectificando que su temperatura seguía normal.
se alarmó ligeramente al percatarse de que estaba temblando; procedió a taparle con las sábanas blancas hasta el cuello, sin embargo, éstas no eran de mucha ayuda.

el sol fue cubierto en su totalidad con espesas nubes que no parecían querer marcharse; el ambiente fresco se arraigo alrededor de la ciudad, lo cual era de esperarse tras las lluvias recientes.

serotonina | tododeku.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora