horror film.

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el clima parecía no querer cooperar con Izuku; los estruendosos truenos acompañados de relámpagos que, por poco iluminaban toda la habitación, le ponían los nervios de punta

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el clima parecía no querer cooperar con Izuku; los estruendosos truenos acompañados de relámpagos que, por poco iluminaban toda la habitación, le ponían los nervios de punta.

más de lo que ya los tenía, si eso era posible.

una pobre almohada era la que pagaba las consecuencias; este estaba siendo cruelmente aprisionada entre los brazos del chico peliverde, tanto así, que no volvería fácilmente a su forma original.

pero, vamos, nadie puede culparlo por no ser fan del horror.

aquellas películas llenas de sangre, screamers aleatorios y sonidos demasiado altos, jamás llamaron por completo su atención.

todo esto, derivado de una sencilla razón.

la película titulada como “Chucky” traumó de forma significativa a un Izuku chiquito. no sobrepasaba los 7 años.

aclarando que fue culpa de Kacchan, por su insistencia en ver el filme durante la noche de brujas.

desde entonces, Midoriya no fue capaz de volver a ver una película con la misma temática; el solo pensarlo hacía que su piel se erizara.

¡MICAH, AYÚDAME!

como en éstos precisos momentos.

no podían haber elegido un día peor para realizar su pijamada, verdad de Dios.

–ay por dios, ¡Katie!

afortunadamente, el rodaje ya se encontraba por la mitad o un poco más adelante; significaba menos sufrimiento para él y eso le relajaba.

–¡Micah!

bueno, en realidad sí y no.

esos minutos que restaban, como era evidente, resultaban ser los más intensos así como enervantes.

–¡suéltala, monstruo!

cada músculo presente en su cuerpo, se tensó horriblemente; además de que un temblor involuntario comenzó a subir por su espina dorsal, apoderándose de ella.

por algún motivo, seguía mirando la pantalla, sin tener el poder de negarse.

la curiosidad que tenía podría calificarse de masoquismo incluso.

–¡no, déjala! ¡por favor!

de repente, un movimiento extraño entre sus verdes hebras le hizo levantar la vista; no se impresionó al toparse con unos faros heterocromáticos que lo observaron con detenimiento.

una sonrisa cálida y honesta se dibujó en los labios de Shoto –tranquilo, no tengas miedo. si quieres cierra los ojos, que viene la peor parte—.

el menor acató la sugerencia de Todoroki, que, en búsqueda de un refugio seguro, recargó parte de su cuerpo en el contrario.
escondiendo su carita en la zona cerca del pectoral.

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