U N O

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—¿Por que no estas a mi lado? ¿acaso me... odias?

De nuevo despertaba con su respiración agitada, las horrendas pesadillas lo atormentaban cada vez mas... Su cuerpo se sentía pesado, volteaba a ver la hora

5:30 a.m. 

No tenia caso tratar de volver a dormir, tenia que ir a trabajar.

A cada paso que daba sentía un dolor en su pecho... Sus manos temblaban, tal vez era por el cansancio o por el extraño miedo que lo estaba invadiendo; no había nada extraño de lo habitual solo que era un Izuku mas distraído que de costumbre...

Deku...

Sus ojos se abrieron abruptamente... Ahí estaba de nuevo... Escalofríos recorrían su cuerpo ¿Qué era? o... ¿Quién era?...

6:50 a.m.

Llegaba a su trabajo...

El edificio blanco, era imponente. Entraba a pasos lentos y pesados, el sentimiento de melancolía se apoderaba de el.

Las paredes blancas... 

El olor a medicamentos...

Aquellas puertas con números escritos en ellas...

El dolor en su pecho volvía al igual que viejos recuerdos que creía haber olvidado.

"—Prometiste venir conmigo, asumo que lo recuerdas... Aquella noche con la luna y las estrellas de testigos... ¿Fue real?...

No fueron simples palabras vacías que el viento se llevaría...

Fueron reales"

Esa voz lo irritaba... ¿Era su mente cansada?...

Las ojeras bajo sus ojos eran muy notables...

—¿Izuku?—pregunto cierta joven castaña con preocupación—¿estas bien?

—Si... Es solo que no he dormido bien, nada de que preocuparse—dijo sonriéndole—bien ahora tengo que ir a ver a mi paciente, nos vemos Ochaco.

—Nos vemos.

Ambos jovenes se conocen desde la universidad, compartían el mismo sueño entrar al hospital U.A. para tratar de rehabilitar a los pacientes tal como Yagi Toshinori.

—Momo, ¿Dónde esta la información de mi paciente?

—Ten—dijo entregando el documento algo seria, era normal pues a pesar de ser amigos tenían que ser profesionales... ¿Cierto?—Al parecer su madre lo interno... Ten cuidado leí ese expediente, si no puedes ayudarlo lo dejaras en manos de otros ¿Me lo prometes Izuku?

"¿Me lo prometes Izuku?" "Desde hoy será así"

Midoriya puso su mano sobre su frente... Se sentía mareado.

—Si Momo, lo hare. Me voy

Sus pasos resonaban a su alrededor, tenia sumo cuidado en recargarse en los barandales de madera pues estaban desgastados... Tal vez por lo antiguo del edificio.

 El lugar era frio tal vez por la falta de ventanas que permitieran el paso de la luz solar...

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Suspiraba... Todo saldrá bien o eso esperaba aquel dulce peliverde.

—Hola, mi nombre es Izuku Midoriya soy tu nuevo psiquiatra ¿Qué te parece si hablamos de ti?—dijo sonriente guardándose el miedo que sentía en el interior por la tétrica sonrisa del contrario. Su apariencia no era la mejor; tenia cicatrices en sus manos y una cerca del ojo, su cabello negro con puntas rojizas y esos ojos... Rojo vivo... Como el mismo infierno... 

"Rojo vivo como los rubíes, son hermosos..."

—¿Izuku? Izuku...

El ambiente en la habitación se ponía pesado, el pelinegro lo único que hacia era repetir el nombre del ojiverde con una ancha y sádica sonrisa.

—Estoy dispuesto a ayudarte, tu nombre es Ejirou y por lo que se tu único familiar es tu madre ¿Quieres hablar de eso?

—Si hablamos de eso ¿Me dejaras en paz?—Su expresión era de odio; tal vez fastidio, el joven doctor empezaba a desesperase ante la actitud de su paciente; no suele hacerlo... Pero con ese chico era diferente, lo estaba sacando de quicio aunque no sabia exactamente el por que.

—Yo mate a mi padre, ver como su sangre salía poco a poco era realmente satisfactorio...

Midoriya lo miro un tanto confundido sobre el motivo de esto, su expediente decía que tenia tan solo catorce años cuando lo hizo... Un chico tan joven y lleno de vida se convirtió en un asesino sin piedad... 

—No me mires así, no somos tan diferentes Izuku.

—Me tengo que ir... 

Salió a pasos apresurados. A que se refería, no podían ser iguales el no era un asesino... El ayudaba... Necesitaba aire pero tampoco es que pudiera abandonar su turno asi que miro hacia el barandal, estaba en el quinto piso... 

"¿Saltarías por mi?" 

Algo... Algo fuera de su comprensión lo hacia querer saltar... Las voces en su cabeza se hacian presentes, el fino hilo de su cordura estaba por romperse.

"¿Matarías a ese chico por mi?"

—N-no... Que mierda quieres de mi tan solo déjame...

Sintió como una mano se poso en su hombro y de ahí pasaba a su cuello... 

Estaba helada... 

Fría...

Como la de... Alguien muerto...

—Midoriya... ¿a quien le hablas? No has dormido bien verdad

—No le hablo a nadie... Solo es cansancio con una buena noche de sueño estaré bien no tienes de que preocuparte Shoto—la sonrisa del peliverde calmo al joven bicolor, si el lo decía todo estaría bien.

—Bueno, iremos a comer después del trabajo ¿Nos acompañas?

—No puedo, tengo turno doble—dijo un tanto apenado, solo toma los turnos dobles para dormir menos y no tener esas horribles pesadillas... Lo atormentan a donde sea que vaya...

—Midoriya no puedes quedarte tienes que dormir, se que amas ayudar a los pacientes pero no pongas en riesgo tu salud.

—No hay problema... Además esta mi paciente y... No se que hacer con el.

Tal vez el consejo de un amigo que llevaba un poco mas de tiempo en el lugar lo reconfortaría.

—Bien veré que puedo hacer con el, aun eres joven te falta experiencia pero siempre estaré aquí para ayudar—dijo dulcemente.

.

.

.

Ahí estaba mirando al pelinegro a través de la puerta, el paciente solo permanecía en silencio, tal vez había notado su presencia, tal vez no... Pero algo era seguro planeaba como enloquecer a su amable psiquiatra...

"Mátalo, si no puedes rehabilitarlo ¿Qué otra opción tienes?"

—Katsuki... Katsuki... Katsuki...—repetía Ejirou, nombre que resonaba en la cabeza del pecoso... ¿Por que le molestaba tanto? Esa era su pregunta... Era un nombre que le resultaba tan familiar... 

—¿Katsuki?...—soltó suavemente—¿Quién es?...

Tal vez si descubría quien era el joven que tanto llamaba podría acercarse y ayudarlo... Pero esa voz seguía en su cabeza...

"¿Ayudarlo? mejor mátalo es mas fácil..."

—No, no NO—grito sin siquiera darse cuenta llamando la atención del contrario que estaba tras la puerta. 

Ponía esa sonrisa que helaba hasta los huesos y movía la mano de un lado al otro de manera muy lenta torturando a Izuku quien solo pudo mover la mano regresándole el saludo.



Hospital psiquiátricoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora