Capítulo 5

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Kyle Young

Llegaba a clases y parecía que todo iba a volver a la normalidad del día a día con Liam en su camino y yo por el mío pero al pisar o escuela supe que nada de eso iba a suceder.

Primero, todos hablaban de la gran ruptura pública entre la jefa de porristas y el capitán de fútbol. Se preguntarán ¿Qué tiene que ver conmigo? Pues ... toda la escuela cree que Liam le terminó a Carla por mí ya que el tirarme una cerveza no fue muy discreto por su parte.

Y segundo es por esto ...

—¿Qué rayos es esto perra? —se acercó Carla con su grupo de muñecas Barbie —¿Porqué estás con mi novio y él sin camiseta?

«Mierda»

«Nos tomaron una foto»

—No molestes Carla. —me apoyó una mano con fuerza empujándome contra los casilleros.

—Aléjate de él.

Liam entró al pasillo, era normal que lo miren por ser el capitán, ser muy lindo pero en especial ahora lo miraban por lo que sucedió luego del partido. Él me sonrió y le devolví la sonrisa, Carla creyó que eso fue para ella así que se le acercó al igual que lo hice yo ya que tenía la remera de mi padre la cual quería devuelta.

—Hola. ¿Podemos hablar?

—No tengo ganas Carly.

—¿Sigues molesto? Creí que por tu sonrisa ...

—¿Cuál sonrisa?

—La de hace un minuto. —él sonrió divertido y yo quería soltar una pequeña risa.

—Eso no era para ti. —me miró y ella volteó a verme con odio —Hola. —volvió a sonreír de forma dulce.

—Hola. —le devolví el gesto.

—¿Qué te sucede Liam? ¿Por qué de repente haces un acto de caridad con ella y me ignoras por completo?

—Kyle no es ningún acto y a ti no te quiero ver por ... —miró a un punto en el pasillo, era Brandon —él.

Liam lo miró con todo el odio y Brando solo tenía una sonrisa hacia su amigo. Todo pasó tan rápido que nadie pudo hacer nada antes de que él lo golpeara. Luego del primer golpe Brandon no dudó en responder, creo que su amistad no era lo suficientemente fuerte.

—Liam para. —Charles los intentó separar —Chicos basta.

—Suéltalo Liam. —le pedí.

—No me vuelvas a dirigir la palabra en tu vida. —soltó su remera.

—Imbécil, te puedes haber roto la mano. —miraba su mano toda roja y que le temblaba un poco —Vamos a la enfermería.

...

Estaba sentado en una camilla mientras la enfermera veía su mano y golpes.

—Tuviste suerte, no está rota pero si debes ponerte hielo. —ella se fue a buscar una compresa fría.

—Eres un tarado por hacerlo. —me acerqué a él.

—Lo sé.

—Si te rompías la mano no ibas a poder jugar. ¿A quién le daría suerte si no es a ti?

—Charly está libre para eso. —lo empujé con mi hombro.

—Idiota. No me gustan las peleas. —miré al frente —Mucho menos quienes las comienzan.

—Si me decías entre elegir golpearlo o tu amistad no lo hubiera hecho. —le sonreí —Además me hubiese ahorrado el dolor. —reímos por lo bajo.

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