6. 𝐅𝐥𝐨𝐫𝐞𝐬

221 22 1
                                    


Tal y como ese maravilloso día, Alejandro se arreglaba frente a su esponjosa cama ( ahora decorada con cinco peluches y más cojines ) para salir.

Hoy era el último día del tan especial curso de cocina, sábado nueve de abril. David había citado al azabache media hora antes de la competencia para hablar un rato y pasear por ahí como tanto les gustaba hacer.

Una vez acabó de vestirse sonrió al espejo, mirándose unos segundos para analizar lo emocionado que se veía por ir a ver a quien consideraba su persona favorita.

El chico con el que podía ser él sin importar qué, porque sabía que nunca iba a ser juzgado por esos preciosos ojos dorados que siempre le miraban con tanta admiración que le derretía.

Con quién estaba compartiendo la mejor etapa de su vida, su juventud, su adultez. Y a pesar de esto, seguía sintiéndose como un adolescente cada que estaba a su lado. Como un pequeño niño cada que recibía sus reconfortantes abrazos.

Tenía a un gran amigo.

Ignoró ese último pensamiento que había sido resaltado y suspiró, se acomodó el flequillo hacia el lado que deseaba, tomó sus cosas y partió de casa tomando un taxi.

"Oh, Fargan, dime algo lindo, como flores o el lindo cielo. Oh, Fargan, te seguiré a donde vayas".

"Oh Fargan, ya no quiero ser sólo tu amigo."

Y ahí, en un taxi camino a ver a su castaño favorito lo entendió claramente:

Estaba enamorado de David.

[ ... ]

David esperaba pacientemente justo donde el pequeño azabache le había dicho que llegaría: el parque frente a la cocina de la Señorita Nieves.

Su pie golpeaba el suelo constantemente, estaba nervioso esa tarde. Y ojalá la razón fuera la competencia final.

Ni siquiera él sabía realmente la razón de sus nervios por ver al joven de ojos azules, simplemente sabía que tenía que ver con ese chiquillo que le hacía sonreír tanto.

Sonrió al ver una conocida cabellera negra bajar de un auto al otro lado de la calle, y se apresuró a cruzar para recibir a Alex.

— Fargaaan, hola — el menor le saludó con un clásico beso en la mejilla y le sonrió dulcemente, dándose la vuelta para pagar lo indicado al chófer — ¿Listo para hoy?

— Listísimo, hoy ganamos. — David se dió el lujo de analizar la vestimenta del chico que pagaba, llevaba un pantalón, una camiseta blanca y un abrigo negro encima, la sonrisa del castaño se ensanchó al reconocer esa última prenda, pues era suya.

Observó como el de menor estatura terminaba y volvía a dirigirse hacia él con una pequeña sonrisa, la cual le correspondió.

— ¿Qué haremos hoy? Ayer estaba algo distraído y ya no me acuerdo cuál sería el tema — un puchero adornó el rostro del ojiazul.

— Pasteles, hoy se califica la presentación más que nada, por eso te hablé antes, deberíamos elegir algo bonito para ganarles a esas ratas de Borja y Raúl.

Últimamente la pareja favorita de la repostera pelirroja era la que se conformaba por Raúl y Borja, a quien todos le llamaban Luzu, un diminutivo de su apellido. La extraña pareja siempre lograba ganarse el favoritismo por el buen sabor de sus platillos y sus extrañas pero buenas presentaciones.

Alex y David eran buenos, pero casi siempre perdían puntos en cuanto a presentación, pues jamás lograban ponerse de acuerdo en un tema y hacían las cosas a medias.

Fargexby WeekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora