Ternura, sencibilidad, compasión ¿Una bestia es capaz de expresar eso? Parecía ser imposible, hasta que ella llegó a su vida.
Rin había crecido, mucho, ya no era la pequeña que seguía descalza al señor Sesshomaru, un día simplemente le fue imposible no crecer.
Tener trece años y experimentar tu primera menstruación era algo emociónante para las que lo esperan, saber que oficialmente son mujeres es algo grandioso, pero para Rin, que no sabía que era, le fue difícil comprender.
Esa mañana habían dormido en una pequeña casa de madera que el señor Sesshomaru construyó con sus propias manos, dormir a la interperie no era problema para el, pero decía que no quería tener que lidiar con Rin enferma o adolorida por no haber dormido en un lugar cómodo, así que hizo uno para ella.
Esa mañana al despertar estaba sola, por lo que al ver el sangrado entre sus piernas gritó asustada y Sesshomaru y Jaken entraron a ver que sucedió.
Al entrar, Sesshomaru la miró espantado comprendiendo lo que le sucedía, pero a pesar de sus muchos, muchos años de vida, no tenía ni idea de qué hacer en un momento como ese.
-No estoy herida, ¿porque sangro? ¡haga algo amo Sesshomaru!
Sesshomaru mantuvo la mirada seria y salió lo más rápido que podía, solo conocía una manera de solucionar el problema.
Llegó a la aldea en donde Inuyasha y Kagome viven y entró en la casa rompiendo la puerta.
-¡Oye! ¡¿Que te pasa?! ¡¿Porque entras así a mi casa?!
Sesshomaru apenas miró a Inuyasha, solo dirigió su mirada a su novia.
-Ven conmigo.
-¿Quien? ¿Yo?
Kagome lo miró sorprendida.
-Si. Tú.
Sesshomaru salió de la casa y regresó a la suya sin mirar hacia atrás, esperaba que ella lo estuviera siguiendo, porque de no ser así se veria en la obligación de traerla a la fuerza.
Cuando el llegó miró hacia atrás y vió que justo ahí venía Kagome, su semblante se relajó aunque permaneció serio.
-¿Que sucede cuñado?
-No me digas así.
Kagome rodó los ojos.
-Adentro, Rin te necesita.
Ella lo miró dudosa pero se apresuró en entrar.
Cuando entró se encontró con Rin la miró sorprendida y luego sonrió, Rin no ha sido ni la mitad de escandalosa que ella su primera vez.
-Tranquila Rin, es normal, a todas las mujeres nos pasa.
Kagome la ayudó a cambiarse y le enseñó todo lo que tiene que hacer los próximos días.
Sesshomaru entró cuando la conmoción había pasado y Rin se encontraba acostada descansando.
-¿Todo está bien? ¿Le enseñaste lo necesario?
Kagome lo miró con ternura.
-Te ves tan amargado cuñadito pero en realidad eres afectuoso.
-¿Que?
-Fuiste a buscar ayuda cuando Rin la necesitó, te preocupas por ella.
-De ti es que se van a preocupar cuando acabe contigo por estar diciendo tonterías.
Kagome levantó las manos en son de paz y caminó hacia la salida.
-Volveré mañana, deberías buscar un lugar más cómodo para vivir, eso de viajar a todos lados un día les cansará.
Sesshomaru se sentó junto a Rin sin cambiar el semblante serio, aunque Kagome sabía que detrás de esos fríos ojos había compasión.
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El afecto del amo. ~SesshoRin~
RandomSesshomaru odia a los humanos, los desprecia, odia a su hermano por ser mitad humano, pero por alguna razón tuvo compasión por una pequeña de siete años que llenó su vida de alegría, esperanza y amor.