Sensibilidad bajo la lluvia

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Norberto se encontraba solo, estaba reposando en su cuarto y bebía de una botella de Coca Cola.
Se encontraba mirando Disney Channel en la televisión.

A pesar de que sonreía, en el fondo estaba enojado. Le molestó que Paco lo hiciera tropezar para así romperse la pierna. Y conociendo a Cossimo, este defendería a su hijo sea como sea.

—La puta que te pario, Paco... —insultó Norberto mientras seguía mirando la tele.

Por otro lado, Tulio se encontraba discutiendo con Cossimo. Tal y como había previsto su hijo, el padre de Paco hacía oídos sordos ante lo que hizo su hijo.

—¡Mi Paquito no será capaz de hacer eso! —le recriminó Cossimo a Tulio.

—¡Lo hizo, idiota! —le expresó Tulio con indignación —¡Mi Norberto no podrá ir a la escuela por culpa del presumido de Paco!

—¡Presumido no es! —le gritó Cossimo mientras trataba de parecer intimidante.

—¡Claro que sí! —comentó del mismo modo el simio, luciendo mucho mas intimidante que el otro.

Los dos discutían con mucha ira, al punto de que pudieron empezar a atacarse con golpes, de no ser porque el jefe intervino.

—¡Ya basta de escándalos! —les gritó Eusebio, apartandolos con un empujón leve —¡¿Puedo saber por qué se iban a atacar?!

—Cossimo no quería darse cuenta de que Paco es un monstruo... —le dijo Tulio, tratando de no perder los estribos.

—Paco no es un monstruo, es mi pequeño... —le dijo seriamente Cossimo a Tulio.

—Tulio tiene razón... —le expresó su jefe al sujeto verde —Paco ha hecho algo malo y tiene que afrontar las consecuencias, se merecía ese reporte...

—Pero solo fue un tropiezo que cualquiera se da por no prestar atención —minimizó Cossimo de una manera bastante cínica.

—Paco puso su pierna a propósito, eso me dijo Norberto —le comentó el simio al hombre manguera.

—Es una mentira

—¡Mi niño nunca mintió así!

—¡Bueno ya! —paró Eusebio mientras se golpeaba la cabeza con su palma —Miren, paremos esta discusión por ahora, hay que trabajar, y solo diré que si siguen me veré en la obligación de mandarlos temprano a sus casas.

Los dos se separaron y fueron a hacer sus cosas, con miedo de ser mandados a casa.

[...]

Norberto estaba mirando una novela mexicana en el Canal Titirilquen, cuando le sonó su celular: era Freddy.

—¿Hola, Freddy? —saludo Norberto con algo de confusión, se supone que eran las 13:00 y a esa hora estaban en clases.

—Hola, Norberto —le saludó Freddy mientras estaba haciendo una tarea de Lengua.

—¿No deberías estar en la escuela? Falta una media hora para que acaben las clases —le dijo el simio mientras estaba mirando como una mujer se desquitaba con una lisiada porque esta iba a besar a su hijo.

—Nah, falté —dijo Freddy —mis padres se sentían mal y tenían que descansar, afortunadamente yo ando perfecto.

—Que bueno, y espero que mejoren pronto.

—Quería saber cómo te iba con la pierna.

—Mal... —decía Norberto —me duele mucho y tengo que reposarla bastante.

—Ojalá que se recupere lo mas rápido posible... —le dijo Freddy.

Los dos se la pasaron hablando por un rato, hasta que Freddy tuvo que colgar para ir a la casa de Juanito.
Los dos se despidieron y colgaron.

Norberto empezó a ver cómo la lluvia caía desde las afueras de la mansión, y cuando veía las gotas caer por el vidrio de la ventana se sentía triste.

Cuando eso pasaba tenía recuerdos igualmente tristes. Y justo uno estaba apareciendo en su mente.

Era un recuerdo de cuando eran niños y estaban en el preescolar.
Norberto y Rudy estaban jugando al fútbol en el parque, ambos en esos tiempos eran bastante cercanos, y querían invitar a Juanito para que se les uniera.

Sin embargo Juanito desde pequeño odiaba el fútbol, por lo que no quería unirse. Sin embargo tras insistirle mucho terminó jugando.

Es ahí que llega lo malo: apareció Paco y les pinchó la pelota, para después ensuciarlos de barro. A Juanito le hizo lo peor: le restregó la cabeza en la tierra y trató de hacer que se la comiera.
Tulio, Noelia (la hermana de Bodoque) y Juanín habían interferido y pudieron hacer que Paco se vaya.

Aunque ese chico maleducado se había ido, hubo consecuencias: Norberto, Juanito y Rudy se lastimaron bastante, se ensuciaron la ropa y el pequeño juaninus tuvo un trauma que le costó mucho superar, el cual hizo que no volviera a jugar al fútbol, por mucho que los profesores de Educación Física lo obligasen.

Pudo seguir en el trance de no ser porque sonaron los golpes de su puerta.

—Norberto, tus amigos te esperan en la puerta, ¿les abro?

—¿Vinieron? —se preguntó mentalmente para después responder con un —Hazlos pasar.

Habían llegado Freddy, Juanito, Rudy y Mariana para visitarlo y ponerlo al día en la escuela.

—¡Chicos! ¿Qué hacen aquí? —preguntó el simio sin esperar que hayan sido los que estaban esperándolo.

—Vinimos a verte —dijo Mariana —. El tío abuelo Tulio  me pidió que te venga a ver y te ponga al día con las tareas.

—Además seguro te sentías solo, asi que nos dejaron ir a verte después de la escuela para así acompañarte —comentó Rudy mientras le sonreía a Norberto.

—¿La lluvia te hizo pensar algo? —preguntó con seriedad Juanito.

Norberto asintió, sus amigos se acercaron a él y se sentaron en el piso.
Él les contó que recordó el incidente del parque cuando eran infantes, todos se pusieron mal de tan solo recordar, sobre todo Juanito y Rudy.

—Todavía quiero pegarle a Paco por eso... —dijo Rudy tratando de no dejarse llevar por la ira.

Los chicos se la pasaron hablando de ese hecho mientras merendaban.

Por otro lado Tulio, Bodoque, Juanín, Policarpo y Patana estaban volviendo a la mansión del simio para ir a buscar a sus hijos.

—¡A este paso llegaremos por medio de un bote, tío Tulio! —le dijo Patana con algo de nervios mientras usaba su paraguas para no mojarse el pelo que tanto le costó peinar esa mañana.

—¡No exagere, sobrina, solo son unas pequeñísimas gotitas de lluvia! —le respondió Tulio tratando de minimizar los nervios de Patana, cosa que no logró.

—¡Yo solo espero llegar a tiempo para buscar a Rudy...! —dijo con nervios Bodoque.

—Juan Carlos, hay que hablar sobre Rudy, está pasándole algo y- —iba a decir Tulio, pero fue interrumpido por el conejo rojo.

—¡Tulio, ya podemos cruzar! —dijo Bodoque mientras iba corriendo con los demás.

Bodoque no parecía interesado en Rudy, pese a que como padre lo quiere, su hijo no siente ese mismo afecto, si no todo lo contrario.

Tras un largo rato finalmente llegaron a la mansión, todos fueron a recoger a sus hijos, se despidieron y fueron a sus casas con ayuda del chofer de Tulio.

—¿Cómo se siente tu pierna, Norbertito? —le preguntó Tulio mientras revisaba.

—Un poco mejor —respondió Norberto.

—Que bueno, a este paso pasado mañana podrás ir a la escuela —le dijo Tulio mientras mimaba la cabeza de su hijo y le apagó la luz —Buenas noches, Norberto.

—Buenas noches, papá —se despidió Norberto.

Tulio cerró la puerta de la habitación, y Norberto se quedó mirando la lluvia y sonrió, indicando que al menos tenía a sus amigos a su lado.

43 Minutos || 31 Minutos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora