Estoy justo aquí [Satoru/Shouko]

Día 2: Vive como si fueras a morir hoy (ya que te puede ser arrebatado)

Si hubo algo que Satoru aprendió, fue nunca dar las cosas por sentado. Por ejemplo, que Suguru siempre estaría con él; siendo ambos los más fuertes de su mundo, los mejores amigos y el dúo perfecto.

Si bien en el ambiente en el que vivían las cosas nunca duraban, él creyó ingenuamente que por ser el más fuerte sería capaz de mantener las cosas que quería y las situaciones bajo control. Que nada le sería arrebatado con tanta facilidad.

Pero su encuentro con Toji Zenin, fue todo lo que necesitó para saber lo errado que estaba.

Porque a raíz de ello, Suguru comenzó a distanciarse. Sumado a ello, que ahora tenía más misiones en solitario que requerían su atención y tiempo.

Fue así como perdió a su mejor amigo y una parte de él.

Quedando solo como lo había estado en su niñez. O eso fue, hasta que la presencia taciturna de Shouko relució un poco más; para más tarde, convertirse en su segunda persona de confianza, alguien igual de importante para él como lo fue Suguru.

Con Shouko aprendió que los ratos de silencio y quietud podían ser agradables, que con ella podía tomarse un respiro de ser el Gran Satoru Gojō que lo podía todo y sólo ser Satoru Gojō. Compartir algunas de las cosas que consideraba importantes y sólo tal vez, ser un poco honesto con sus sentimientos.

Era tan cómodo pasar tiempo a su lado y se había acostumbrado a su presencia, que por un momento se preguntó, si alguna vez la perdería también.

(Porque Satoru odiaba la soledad. Era tan engorrosa y fría e infinitamente vacía).

– Shouko... ¿Me extrañarías?

– ¿Te refieres a...?

– No morir, sólo, irme... Como si me fuese a un largo, largo viaje. Así.

– Irte, uh... Quién sabe – repuso, volviendo su mirada exhausta a los reportes en mano. Gojō hizo una mueca, inconforme con su respuesta ambigua.

– ¿Entonces no me extrañarías? ¿Ni un poquito?

Shouko lo miró sobre los papeles un minuto antes de volver su atención a estos y responder –: Tal vez.

– ¿Tal vez...?

– Sí, Satoru, te extrañaría si te fueras por mucho tiempo – suspiró ante su insistencia, dejando los papeles asentados en el escritorio para mirarlo –. Si te fueras, ¿quién vendría a molestarme?

– ¡Eso es cruel, Shou!

– Sí, sí, como tú digas.

– Al menos yo sí te echaría de menos – murmuró enfurruñado, y lo suficientemente audible como para ser escuchado en la silenciosa enfermería.

– ¿En serio? ¿Y eso? – preguntó con interés, mirando otra vez sobre los papeles que tomó del escritorio.

Satoru frunció el ceño, si había algo que nunca le gustó, era ser sentimental. Por ello, se envolvió en las sábanas de la camilla y le dio la espalda, pronunciando como un niño un –: ... Porque sí.

Shouko, lejos de molestarse, sonrió levemente –. Eh~, que malo~.

-Traumada Taisho