- ¡Vete Jungkook! - grité desde adentro.
- Por favor Suni - vuelve a golpear - ¡ABRE LA MALDITA PUERTA AHORA! - ahí está el demonio que conozco.
- ¡No! - le grité una vez más.
- Preciosa, para mi es muy fácil, puedo mover la manija y romperla, ah...
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04| Escapando de la bestia ──────────────────
SUNI
Despierto y mi cabeza duele como diez mil infiernos, no sé que me pasó. Veo los árboles y pinos desde dónde estoy y algo picaba tras mi nuca. Cuando abro mis ojos veo el cielo nublado, algunas nuves oscuras cargadas de agua.
¿A caso estoy en el suelo?.
Estaba confundida, con el leve dolor en mi cabeza. Me levanté con dificultad del suelo y me quede sentada un momento. Estaba sobre el pasto, a mi lado Jiyu se removió en su lugar y me ve desde el suelo.
─ ¿Qué pasó? ─ dijo sobando su cabeza.
─ Ni yo misma lo sé ─ mire en todas las direcciones.
Estamos en el bosque pero, ¿en qué momento llegamos aquí cuando estuvimos en esa casa?
Recuerdo ver a ese hombre, su sicatiz en el ojo, cuando quería tocarlo pero... El dijo que era mi pesadilla, mencionó mi nombre. Si voz fue lo último que escuché antes de despertar aquí. Mi amiga se levanta y yo hago lo mismo, después de unos minutos sin decir nada ella empezó a buscar nuestras mochilas, yo solo la observaba mientras lo hacía, las encontró y tomó la mía para entregármela, le agradecí y caminamos para buscar a nuestros compañeros. Ninguna decía nada de lo que pasó en esa casa, yo no quería recordarlo, y sabía que Jiyu tampoco quería que hablara sobre eso.
Cuando encontramos las cabañas a lo lejos, fuimos hasta ahí. Ya no quisimos buscar a nuestro grupo por nuestra cuenta, sabiendo lo que pasó en esa casa, cualquier cosa podría pasarnos en ese oscuro y tenebroso bosque. Me sentía más segura estando juntas aquí.
Después de dos horas a lo lejos se lograban ver a nuestros compañeros, Jiyu y yo estábamos sentadas sobre una banca de madera comiendo algunos bombones mientras los esperamos. Los celulares aquí no tenían recepción, así que solo nos dedicábamos ver el lago mientras los esperábamos. Tendriamos problemas cuando nuestro profesor regresara, y eso significaba dos cosas. Un castigo por parte de mi madre por primera vez y una llamada de atención hacia mi padre. Se dará cuenta de que tiene una hija. Al menos la segunda opción no me caía mal, al menos tendría su atención, eso era lo que esperaba todos estos años.
Pero... había algo extraño en los chicos cuando se acercaban. Frunci mi ceño.
─ ¿Por qué corren? ─ ella preguntó.
─ No lo sé.... ─ digo observándolos detenidamente.
Después de unos minutos llegaron todos agitados, otros llorando y unos heridos por arañazos de las ramas.
─ Pero ¿Qué les pasó?, ¿Dónde está el profesor? ─ les pregunté. Uno de ellos me mira y se acerca.
─ El profesor Lee.... Está muerto ─ mis ojos se abren con asombro ante lo dicho.
