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Control. Control. Control, Joaquín.

"Que control ni que madres, déjame hacerme cargo de esto"

¿Para qué? ¿Para que te le lances encima como una facilota? No, Candy. Ni pienses pasarme por encima, es la última vez que te lo diré, entiende que Alfa ya tenemos. Emilio es nuestro amigo y mi jefe. Nada más.

"Bueno, ya no diré nada, solo diré yo también que eres bien ciego. Arios"

¿Ciego? ¿En qué sentido, Candy? ¿¿Candy??

Mmmmm, no te hagas la sorda, ni que tuvieras un palacio en mi cabeza para que pudieras esconderte.

— Joaco, ¿quieres que llame a un doctor?

— ¿Se le habrá metido el diablo?

— No digas mamadas, meriyen.

— JAJAJAJAJAJAJA.

— Shhhh, mejor ponte serio. Está como pasmado, como si estuviera en el limbo, ¿no?

— ¿Y si le echo un balde de agua fría?

— Te mataría.

— Y ni lo dudes.

— Nomás así despiertas, ¿verdad? — una sonrisa se apodera de mi semblante eliminando poco a poco mis nervios. Emilio también sonríe, ahora tiene puesta una bata que me hace tranquilizarme.

— ¿Puedo? — les señalo el interior de la oficina de Emilio preguntándoles si puedo pasar. Ambos se hacen a un lado dándome entrada — Lo siento por mi reacción, Emilio. Me he sentido muy raro últimamente.

— Sabes que no hay problema — respondió, mantenía sus dos brazos cruzados mientras me miraba con aquella amabilidad que siempre ha mostrado en él.

— Sí, sí, no hay problema por tu interrupción. Pero, ¿qué haces aquí? ¿No habías dicho que no querías colaborar con Em?

Comencé a jugar nerviosamente con mis manos — Pues, es que....— mierda, ¿y ahora que digo?

— ¿Es que qué?

Pinche Peter, bien sabe el pendejo que me caga la presión y viene este idiota a presionarme. Ojalá y hoy le dé indigestión por tanta chuchería que ha estado tragando.
— Deja de presionarlo, Peter — Emilio le regañó, le agradecí mentalmente el hecho de que conociera algunas veces mis comportamientos nerviosos. Observé como el rizado hacía a un lado a Peter levantandolo del lugar donde estaba sentado junto a mí tomando el lugar. Me miró con un ligero brillo divertido en sus ojos — Cambiaste de opinión, ¿verdad?

— Me asombra lo bien que me conoces — le sonrío.

— Digamos que aprendo rápido.

— Entonces....¿la propuesta sigue en pie? — Emilio no respondió, entrecerró sus ojos y juro que gracias a su sorpresivo silencio casi me acobardo.

— Claro que sí, llegaste justo a tiempo — suspiré aliviado, Emilio me miró con cinismo — Ya mero te espantabas — se burló.

— Tonto — comenzó a reír, así que rápidamente le solté un golpe en su brazo que él claramente supo evitar envolviendo su mano en mi puño bajándolo hasta el espacio vacío en el sillón que había entre nosotros.

La calidez de su mano no me molestó, pero aquella sensación no duró lo suficiente pues Emilio la retiró. Se levantó y después soltó un solo aplauso — A trabajar.

— Sí, hombre — Peter viró sus ojos — Ya tenemos todo listo, solo necesito que Joaquín coincida con la misma ropa que tendrás tú.

— ¿Quién tiene las ideas de las poses? — pregunté.

Daddy, ¿me follas? [Emiliaco Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora