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Sin marcha atrás dejo a sus pies moverse por si solos buscando alguna salida de ese lugar

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Sin marcha atrás dejo a sus pies moverse por si solos buscando alguna salida de ese lugar. Necesitaba un respiro, para su cabeza era demasiada información por procesar.

Por ir metido en sus pensamientos termino chocando con alguien cayendo ambos al suelo, se levantó inmediatamente para ofrecerle disculpas pero sus palabras se quedaron atoradas en su garganta tal cual rejilla con candado, el chico de cabellos bicolores con el que accidentalmente se había comprometido era quien había derribado en su propio descuido.

Por un momento el pensamiento de seguir corriendo paso por su cabeza, pero lo descarto, no podía seguir huyendo de sus responsabilidades, al menos no más de dos veces en un mismo día.

—¿Te encuentras bien?

La voz del bicolor lo sacó de sus pensamientos. Asintió ante su pregunta ofreciéndole su mano como ayuda para levantarse, la cual fue aceptada al instante. Así ambos ahora se encontraban de pie caminando sin rumbo fijo, al menos desde la perspectiva de Karchez.

—Sé que comenzamos con el pie izquierdo y ni siquiera nos hemos presentado correctamente —su voz temblaba con cada palabra que decía, inexplicablemente se sentía nervioso estando al lado del de cabellos platinados. —Y es por eso que te tengo una sorpresa, es algo pequeña pero espero te guste —una pequeña y tímida sonrisa se formó en su rostro, Karchez sintió su corazón dar un vuelco, le devolvió la sonrisa al de menor estatura.

—Me parece genial la idea, aún que, yo no tengo nada para darte...—rasco su nuca apenado, dada la ocasión en la que se encontraban se sentía mal por no darle un obsequio de igual forma.

Los ojos del de cabellos bicolores brillaron con ilusión, sintió su corazón dar pequeños latidos acelerados, más que nada por el pensamiento de que estaba siendo considerado por parte del contrario. Juraría que nunca se había sentido tan vivo en 3 años.

—No es necesario que me des algo tú también, lo digo en verdad —jugueteo un poco con sus dedos hasta que una idea vino a su cabeza y devolvió su mirada al de mayor altura. —Mi mejor regalo sería que me dijeras tu nombre.

Karchez volvió a sentir su corazón dar un vuelco ante la bonita y sincera sonrisa que estaba siendo dirigida hacia su persona, sus nervios comenzaron a sentirse a flor de piel y un pequeño y tenue tono rojizo se asomó por ambas de sus mejillas.

—Soy Karchez —pronunció con el mejor intento de evitar sonar nervioso, lo cual, no funcionó y solo hizo reír al bicolor.

—Soy Axozer —sin quitar su sonrisa miro con alegría al más alto.

Sin darse cuenta el camino pasó volando y ya habían llegado a su destino.

Se encontraban en lo que parecía ser una especie de balcón con una cama estilo ataúd era lo que Karchez pudo apreciar, pero también apreció la emoción con la que Axozer fue corriendo hacia una caja de regalo color blanca, le indico que fuera hasta su lado y se sentará en la otra parte de la cama.

Corpse bride [Karzer]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora