Corpse bride [Karzer]

[O4]

Axozer miró el lugar con suma atención y detalle. Respiró el aire y su mirada se cautivo con el brillante cielo nocturno.

—Hacía mucho no estaba aquí —soltó una pequeña risa— Parece que realmente no ha cambiado mucho este lugar. —dijo mientras se sentaba sobre la base de un tronco.

Karchez lo miró enternecido.

—Tienes razón, apesar de ser solo un cementerio no han hecho muchos cambios. —comentó, sentándose a su lado.

Permanecieron en silencio unos segundos. El viento soplaba de forma ligera, moviendo los cabellos del más chico. Karchez lo miró de reojo y una pequeña sonrisa surco sus labios, no sabía cómo pero ese chico ya lo había cautivado. Después de un rato se levantó, sacudio su traje y se volteo en dirección a Axozer.

—¿Sucede algo? —inquirió el menor con duda. Karchez negó —Es solo que vas a tener que quedarte aquí. El lugar al que voy es cerca del pueblo. Aunque es media noche, aun habrá gente paseando, es peligroso que vengas conmigo y te vean. —Karchez se inclinó sobre su cuerpo quedando a la altura del contrario, tomó sus manos y dio suaves caricias, sin siquiera quererlo siendo un acto reconfortante para el corazón sin vida de Axozer. Quien tenía su mirada algo triste, añoraba por recorrer el pueblo en el que vivió, sin embargo entendía lo peligroso que podía ser.

—Prometo no tardar.

Con una última sonrisa y un asentamiento del más pequeño, Karchez emprendió su caminata.

—Cumple tu promesa...—susurró Axozer, más para si mismo. Se quedó un rato mirando la silueta de su "prometido" desvanecerse hasta que la niebla termino por cubrir lo último que su mirada podía ver.

ʕ •ᴥ•ʔ

Karchez miró hacia los lados, confirmando que nadie fuera a verlo. Siguió su paso de forma sigilosa hasta vislumbrar una cabaña. Victorioso se adentró en ella sin siquiera tocar.

Las luces permanecían prendidas junto a la caldera que se encontraba en un esquina, la mesa llena de libros sobre magia y hechizos. Acercó sus dedos hacia el lomo de uno de los libros y lo acarició sintiendo una pequeña energía recorrer sus dedos.

—¡Hey, tú! ¿Qué haces tocando cosas que no son tuyas? ¿no te enseñaron modales en tu casa? eres un maleducado,  puedes crear una explosión su agarras algo que no debes. Incluso...— Karchez dejó de escuchar las quejas de su amigo y rodo los ojos— Juan, para ya.

El hechicero lo miró indignado y bufo.

—¿Recuerdas el hechizo que estabas haciendo sobre regresar a alguien de la muerte? —Juan asintió— Necesito que me hagas un favor y revivas a alguien.

El de cabello castaño lo miró con una ceja alzada.

—No voy a revivir al ratón con  el que te encariñaste la semana pasada. Además, sabes que ese hechizo es muy importante para mí...