Capitulo 5

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Era sábado, John estaba esperando a Sarah para ir al hospital a ver a Hanna y al recién nacido. Dado que Dereck había nacido antes de tiempo estaba en una incubadora y necesitaba cuidados especiales no era fácil velo, las visitas estaban restringidas siempre iban de dos en dos y por periodos de apenas 10 minutos por par.

Como era de esperarse John y Sarah entraron justos a ver al bebé, estaban emocionados casi parecía que era hijo de ellos dos.

— ¿Cómo puede ser tan lindo? — dijo Sarah — Lo quiero cargar.

— Aun no podemos — le dijo John — Mi primer sobrino, no puedo creer que sea tan pequeño.

Ellos estaban teniendo una conversación sobre bebés.

— ¿Te imaginas con hijos? — le pregunto Sarah a John — Solo de imaginar hijos tuyos me duele la cabeza.

John miro a Sarah.

— Te aseguro que los tuyos serán peores que los míos.

— Tus hijos le harán bullyng a los míos.

En eso una enfermera les dijo que ya era hora de salir.

Seguían burlándose uno de los futuros hijos.

Hanna los miro y se rio.

George llegaba con algo de comida para Hanna.

George estaba orgulloso y feliz por su bebé, aunque también estaba preocupado, pese a que los doctores le dijeron que no había ningún peligro Dereck. Hablaban sobre la experiencia del parto, y si las cosas seguían como iban pronto podrían irse a su propia casa.

John y Sarah salieron del hospital, no tenían nada que hacer y ambos tenían el resto del día libre y querían aprovecharlo.

Desde que John entro en la universidad no estaban juntos tan a menudo, y aunque a veces no lo parecía él había madurado mucho y por supuesto Sarah también, entre ellos y solo entre ellos hacían y decían estupideces a plena confianza.

— ¿Qué tal si nos escapamos a la playa? — sugirió Sarah — hace mucho calor.

— Vámonos; después de todo no hay nada mejor que hacer.

— ¡Rayos! — dijo Sarah

— ¿Qué pasa? ¿no podemos?

— No, no eso — dijo Sarah — me acabo de dar cuenta que eres el adulto responsable.

— Déjate de bromas.

— No estoy bromeando — dijo ella — tienes 19 años.

Sarah estaba en una especie de crisis existencial, el tiempo había pasado tan rápido que no se dio cuenta.

John se dio cuenta y se burlo de ella por lol que ella le dio un golpe en el hombro.

— ¿Entonces vamos o no a la playa? — le pregunto John.

— Sí — dijo ella — solo déjame pedir permiso y buscar mi traje de baño.

— uuy, la niña tiene que pedir permiso — se burló John.

— Cállate baboso.

Por supuesto a Sarah le dieron permiso y luego se fueron a la playa, fue un viaje largo y todo el camino fueron con la música a todo volumen cantando.

La tarde fue genial, amena y divertida.

Estaban bajo un árbol hablando y a lo lejos vieron un heladero y Sarah le dijo a John que quería un helado, aunque John refunfuño un poco se levantó para buscarlo.

Prometimos no amarnosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora