Comenzaba el primer día de escuela, una pesadilla para la mayoría de los hijos y un triunfo para todos los padres.
John era particularmente inteligente pero lo que en realidad le gustaba de la escuela era estar con sus amigos todo los demás era un punto a parte.
Sarah por otro lado era del tipo que podía estar dibujando en medio de la clase, y, sin embargo, era capaz de responder a cualquier pregunta sin problemas, muy inteligente, nada aplicada y muy poco sociable.
A la salida de la primera clase John vislumbro por casualidad la figura de Sarah, instintivamente se acercó sin que ella se diera cuenta a ella como para asustarla, pero las cosas no le salieron como lo planeo, pues Sarah le dio un fuerte golpe directo al estómago.
— ¡Rayos! — le dijo ella — ¡me asustaste!
— Tú me dañaste un par de órganos.
— Tenía que pegarte más fuerte.
— ¿Ustedes se conocen? — preguntó un compañero de John que había visto el encuentro.
— Ella... eso es Sarah. Es una amiga.
— ¿Quieres que te vuelva a golpear? — le dijo ella en tono amenazante.
— No gracias — le dijo John se volteó hacia su amigo — Sarah es hija de un amigo de mis padres; Por cierto, ¿Sarah quieres venir a jugar a mi casa? — le dijo John y su amigo le dio un codazo.
— No hay problema le diré a mi padre y seguro que podré ir.
— Bien, entonces nos vemos después.
Ellos se separaron y el amigo de John comenzó a instigarlo, pues había invitado a una chica de incluso otro salón y grado a jugar con ellos.
— ¿Cómo se te ocurre invitar a una niña a jugar con nosotros?
— Ella es buena (mejor que todos ustedes) y es la única que es competencia para mí.
— No te creas que eres mucho John.
— Casi siempre que jugamos yo gano, así que soy el mejor.
Cada quien volvió a su posición, los profesores hablaban como siempre lo hacen, explicaban un tema como si a alguien le importara realmente y luego ponían las tareas, el día en si paso sin penas ni glorias. Hasta que llegó la tarde.
El grupo de niños estaban reunidos en el cuarto de juegos de John, discutían por la presencia de una niña en el lugar.
— No creo que sea buena idea dejar a una niña jugar con nosotros — intervino Trevor — Además, se ha tardado una eternidad en llegar.
— John, ¿Estás seguro de esto? — le dijo Alex — esa niña no nos va a ayudar a ganar; para eso hubiésemos puesto a mi hermanita.
— Tu hermanita es una niña normal; Sarah es...
— Él anormal eres tú — le dijo Sarah entrando al cuarto.
— ¡Llegas tarde! — le replicó John.
Los demás niños solo miraban a Sarah fijamente.
— ¡No es mi culpa! — dijo ella en tono defensivo — llegue hace un rato, pero tus papás actúan como si jamás hubiesen visto una niña.
— En realidad no hay ninguna en la familia, y mi mamá siempre quiso una niña.
— ¿Qué tal si dejamos de hablar y jugamos? — dijo Trevor y luego miró a Sarah — Sí pierdes tendrás que salir del equipo — le dijo.
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Prometimos no amarnos
RomansaDesde el momento en que se conocieron John y Sarah se hicieron muy buenos amigos (los mejores en realidad). ¿cuantas pruebas puede aguantar una amistad verdadera?