capítulo 4

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Después de eso aconteció la boda de George con Hanna, ese fue un día que no podía ser más perfecto, todos los preparativos que tiempo atrás estaban volviendo loca a Hanna habían valido la pena.

Sarah se había puesto un vestido nuevamente, era ceñido al cuerpo y con la espalda descubierta, estaba muy hermosa, Hanna definitivamente había explotado los puntos fuertes de Sarah al elegir el vestido y peinado que ella usaría.

John no se quedaba atrás él al ser alto e innegablemente guapo se le veía muy bien el traje azul que llevaba puesto, claro, Hanna se había encargado de combinarlos por lo que el color de la corbata de John era exactamente del mismo color del vestido de Sarah.

La ceremonia no pudo haber salido mejor, la música flotaba suavemente y lo envolvía todo, el ambiente exudaba romance y era una sensación que envolvía a todos, los novios estaban en el centro de todo, George absolutamente feliz y orgulloso de estar allí con la mujer que amaba, en cuanto tuvo la oportunidad de estar con ella no la dejo escapar de entre sus brazos y Hanna no tenía intenciones de escapar de quien ahora era su esposo.

Pero John y Sarah estaban más concentrados en molestarse uno al otro, ella estaba dejando escapar de apoco su lado romántico y dulce, miraba a la feliz pareja y eso la hacia feliz y a la misma vez que se preguntó si algún día ella también se enamoraría de alguien, por un breve instante sintió la incertidumbre de no lograr alcanzarlo.

Ella estaba perdida en sus propios pensamientos cuando algo rozo su espalda, se asustó un poco y después vio que era John.

- ¿Qué rayos estas haciendo? - le pregunto.

- No me había fijado que los lunares de tu espalda parecen una constelación. - le dijo John - estaba jugando a unir los puntos.

- ¿Bebiste ponche?

- No. No nos dejan, sabes lo estrictos que están con eso.

En eso se acerco un hombre a la mesa en donde estaban sentados.

- Disculpe jovencita - le dijo a Sarah - podría hablar con usted un momento.

Un escalofrió cruzo por la espalda de Sarah, no sabia de que se trataba pero no le gustaba y John que pareció presentirlo se puso en guardia.

- ¿Qué desea señor? - le pregunto.

- Veo que no me recuerdas - le dijo él - tu madre solía trabajar para mí, soy el presidente de Belanger studios

- No me interesa - dijo Sarah de inmediato - si quiera que sea modelo o algo parecido no me interesa, ya lo he dicho demasiadas veces.

- Sarah - le dijo el caballero - tienes una belleza y una gracia natural que son extraordinarios, no deberías desperdiciar esta clase de oportunidades.

- Ya le dijo que "No" - intervino John.

- Piensa en tu madre, ¿Qué diría ella si te negaras a seguir sus pasos?

- No creo que ella me obligaría a hacer algo que no quiero - respondió Sarah con seguridad.

- Podrías por lo menos intentarlo.

Ante eso John se puso en pie y lo miro como si le hicieran una advertencia, este acto llamo la atención de Isaac y de los hermanos de Sarah quienes acudieron de inmediato a ver que ocurría con la princesa de la familia.

Cuando se acercó Isaac reconoció a Louis Belanger y supo cuáles eran sus intenciones, quería reclutar a Sarah para su agencia y también sabia que Sarah lo rechazaría, si algo odiaba ella era el mundo de la moda y los estándares que imponía aun cuando para ella serian fáciles de alcanzar.

Prometimos no amarnosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora