- Theo, quítame esto de los ojos para poder ver tu rostro cuando te asesine - gruñí molesta.
En cuanto nos habíamos subido al auto, Theo había tomado una camisa suya de no sé donde y había cubierto mis ojos con ella. Llevábamos como veinte minutos en el auto y aún no me dejaba quitármela. Estaba comenzando a desesperarme.
- Paciencia, pecosa. Ya veras que valdrá la pena la espera - respondió riendo ligeramente.
- Te mataré, Collins. De verdad - mascullé cruzándome de brazos y encogiéndome en el asiento.
Estuvimos un rato más en el auto pero no estoy segura de cuanto, porque en algún momento me quede dormida. Desperté con los, para nada suaves, movimientos de Theo en mi hombro.
- ¡Huffy! Dios, mi novia es un oso en pleno invierno - bromeó cuando abrí los ojos. Sus bonitos y envidiables ojos azules me miraban divertido. Esperen. ¡Sus ojos son azules!
Ugh, Ginger. ¿No te cansas de decir babosadas?Calla, Ginger interna. Sabes a lo que me refiero. ¡Podemos ver!
¿Y a qué esperas para ver donde estamos? Pelirroja lenta.
¡Oye! Tú formas parte de mi.
Estas hablando sola, listilla.
Saliendo fuera de mi cabeza, los ojos azules de Theo me miraban con una mezcla de preocupación y diversión que solo él podía crear.
- Uh... ¿Qué? - dije sacudiendo la cabeza. No había puesto atención a nada de lo que dijo. Nada nuevo.
- Lo sabía. No estabas escuchándome. Te decía que ya podías ver donde estamos - dijo divertido negando con la cabeza. Salí del auto estirando cada parte de mi cuerpo como Bubba cuando despierta.
Comencé a analizar donde estábamos. Había árboles. Y tierra. Y árboles. Y se oían animales. Y hacia frío. Y habían árboles. Y tierra. ¿Dije árboles?
- Me sacaste de mi cómoda cama, fuera de mi cómoda casa temprano por la mañana en un día de vacaciones, ¿para traerme a un punto en medio de la nada para, seguramente, morir de hipotermia? - mascullé sin comprender su punto. Bien podría yo estar en casa, durmiendo. Con mis mantas. Y el calor. Lejos del frío.
- Huffy, honestamente, tu espíritu aventurero es un asco - se burló Theo mientras sacaba unas cosas de la cajuela del auto.
- ¡No veo tu punto, Chubby!
- Se llama acampar, Huffy. Es lo que haremos. ¡Sorpresa! - dijo Theo mientras tomaba las cosas y comenzaba a caminar. No podía estar hablando en serio. ¡Acampar! Iba a morir de frío. Además, ¿cómo iba a dormir sin mi cama? ¡Mis cosas! No tengo nada para... acampar - Ni lo pienses, Ginger.
Lo miré confundida y comencé a seguirlo. No iba a perderme en este lugar. Ni hablar.
- ¿No pienso qué, Chubby? - dije con esfuerzo. Me costaba seguirle el paso con tantas ramas y estas piernas tan cortas. Un par de centímetros. Es todo lo que pido. Solo un par de pocos centímetros.
- No vamos a regresar. No falto nada. Tu madre me ayudo a arreglar tus cosas. Y Nate y Abby me ayudaron a arreglar todo para no dejarme nada - dijo con orgullo mientras se aseguraba de que estaba bien mirando sobre su hombro.
- Abby traicionera - murmuré mientras esquivaba un tronco caído que hubiese podido provocar mi muerte. Eres una exagerada, Ginger.
Escucha, Ginger interna. O te callas o te callo.
¿Vas a entrar a tu cabeza, pelirroja? Oye, pon atención. El chico esta hablándonos.
Oh rayos, sí.
- Y es por eso que nos casaremos en Las Vegas y procrearemos hijos en medio del bosque, todo eso a escondidas de nuestros padres, claro - concluyó Theo mientras se detenía.
- Buena idea - dije encogiéndome de hombros. No iba a admitir que no lo estaba escuchando, otra vez. Esperen. ¿Él dijo procrear hijos? ¿Casarnos en Las Vegas?
Observé el rostro de Theo y pude notar como trataba de suprimir una carcajada. El muy idiota solo había dicho eso para demostrar que no lo estaba escuchando. Y claro, como no lo estaba haciendo, caí en su trampa.
Solté una risita involuntaria y él estalló en carcajadas. Estuvimos alrededor de cinco minutos riéndonos. Cuando por fin acabamos de reírnos, Theo dejo las cosas en el suelo y comenzó a armar la tienda.
Mientras él arreglaba todo, yo decidí darle una ojeada a nuestro alrededor. En realidad, en esta zona no había tantos árboles. De hecho, los árboles rodeaban el espacio vacío donde Theo estaba organizando todo.
Un pequeño grupo de dientes de León creía en una esquina del lugar, la luz del sol se filtraba por el espacio libre de árboles, provocando que todo se viese irrealmente bonito. Di una vuelta sobre mí misma y me detuve mirando hacia donde estaba Theo.
Lo observé arreglar las cosas y moverse son facilidad y soltura. Seguramente él había venido aquí muchas veces. Era lindo ver como se esforzaba porque todo quedase perfecto, aunque solo estuviese acomodando la cesta con la comida. Me acerqué a él y me arrodille.
- Theo - lo llamé dandole un golpecito en el hombro.
- ¿Si, Huff... - no lo dejé terminar tomando su rostro en mis manos y plantando un besos en sus labios.
- Gracias, de verdad. Es un lindo lugar para estar - susurré cuando nos separamos.
- Por nada, Huffy. Sabia que te gustaría. Ahora, ¿quieres ayudarme a armar la fogata? No puedo hacerlo todo yo solo, floja - dijo Theo plantando otro beso en mis labios.
- Chubby malo. Me obligas a hacer actividad física - bufé levantándome del suelo limpiando mis pantalones.
- Floja. Es solo caminar un poco - dijo Theo riéndose y tomando un par de ramas que estaban cerca.
- Chubby malo - bromé mientras lo seguía. Iba a ser un largo fin de semana.