El diario de un alma enamorada

Diario 3.

Diario 3.                                                    Enero.

 
Voy a estudiar. No quiero verla, si ella decidió dejarme y dejar mis regalos es porque nunca me amó. No tengo porque sufrir por ella, no lo merece.

Le mandé un mensaje, necesito saber de ella.

¡Me respondió! Admito que siento una maldita alegría cada vez que me escribe, presiento que esto me hará dañó pero me importa.

Tuve un sueño raro dónde un ser gigantesco e inundado de luz me dijo que solo me debía esforzar un poco más. Estos sueños con frecuencia son muy certeros, hasta me da miedo de lo muy reales que puede llegar a ser.

Hablé con ella y le conté algo de mis sueño, no se vio escéptica a ellos, eso me alegra. ¡Aún hay esperanzas!

Estoy fuera de la ciudad, decidí tomarme un tiempo para que las cosas se alivianen un poco. Tengo miedo, su amigo siempre está al asecho cuando no estoy, de seguro intentará algo.

¿Pero qué ridiculez pienso? Es obvio que ella no es así. Jamás me cambiaría de esa forma, además ella me dijo una y otra vez que si no es conmigo no será con nadie más. Siempre me lo decía, en todo momento fue así confío en eso, confío en ella.

Ya es algo tarde y cae la noche. Ella esta en línea por Whatsapp. Qué raro, por su casa no hay seña.

Me acaba de decir que está en casa de un amigo agarrando señal, estoy platicando con ella.

Le conté mi sueño de irnos lejos a Europa, fue nuestro objetivo en su tiempo, mi sueño se trataba de lo más básico y a su vez de lo más feliz. Ir agarrados de manos junto en un día de invierno, yendo a un bar, junto a una chimenea mientras nos tomamos una gran taza de chocolate. Mi sueño, nuestro sueño, disfrutar de nosotros de la forma más básica pero extraordinaria que se pueda experimentar, parece que le encantó la idea de cumplir este sueño juntos. Respondió mis mensajes con gran entusiasmo y felicidad. Definitivamente ella es con quiero pasar cada día de mi vida, no tengo duda de ello.