Prologo.

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La lluvia se batía fuertemente contra la ventana que hasta parecía que esta se iba romper, corrí hasta ella cerrándola inmediatamente impidiendo que entrara más agua a mi lugar de lectura-Que no era más que un simple desván en la ventana- Sin más remedio, sustituí la colcha de mi desván por una seca y limpia dejando mi lugar de lectura como e impecable como siempre. La tetera había empezado a sonar indicándome que el agua de mi te estaba hirviendo, corrí hacia la cocina y apague la hornilla, con un guante de cocina sostuve la tetera con mano derecha y vertí el agua hirviendo en una taza que previamente había preparado, mis fosas nasales pronto captaron el olor a té verde-Mi te favorito-. Termine de verter el agua en la taza y luego lave la tetera cuidadosamente, seque y guarde. Tome mi taza entre manos y me dirigí a mi lugar de lectura donde me esperaba un libro mi gato Esponjosito, una cobija y la lluvia.

Me recosté en la colcha teniendo el Angulo más satisfactorio para mi comodidad, tome un sorbo de mi té verde para luego dejarlo en la ventana, abrí mi libro y comencé a leer.


...



Después de un rato  leyendo unos sonidos provenientes de afuera, mi frustración creció y cerré el libro de golpe, dirigí mi vista hacia la ventana que me daba claridad del problema, ya que la lluvia no era tan fuerte como antes. Era un chico, un chico rubio, con un estilo desliñado muy peculiar, estaba fumando, y a la vez cantando y a la vez pateando varias latas, todo esto bajo la poca lluvia. ¿Qué demonios? ¿Quién rayos era ese? Y ¿Por qué es tan desorganizado? Aparte mi vista de la ventana y cerré mis ojos fuertemente, me lleve mi mano derecha a mi cien y suavemente la masajee tratando de calmarme, los ruidos que producía el rubio se volvían más insoportables y fuertes.

Tome mis zapatos me los coloque cuidadosamente, fui por mi paraguas y con disposición Salí de la seguridad de mi hogar, pronto olí la humedad que impregnaba toda la calle, insegura de mis actos camine hacia el rubio quien seguía haciendo eso sin parar.


-¡Oye!-Grite lo suficientemente alto como para que el parara.- ¿Podrías dejar de hacer eso? Molestas.-Exclame molesta.

El rubio me observo de una manera en la cual jamás alguien lo había hecho, de pronto sonrió.

-Quería ver si eras tan linda como te veías leyendo.-Hablo sin ninguna vergüenza.

-¿Qué?-Pregunte sintiendo mis mejillas arder.

-Soy Alex, ¿Y tú eres?-Pregunto agarrando mi mano y dejando un beso en ella.

Sin saber muy bien que hacía, patee su pierna derecha y corrí hacia mi casa lejos de ese maniaco invade espacios personales.  

Y que era curiosamente guapo.


 

Savannah.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora