GRETA LAURENT

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A la puerta de Richard había llegado la 'princesa' Laurent, como muchos la conocían en Baia DelL'amore, y más guapa como nunca la había visto él.

Si bien era cierto que la muchacha parecía tener ya un rinconcito en la minúscula casa que el fotógrafo había comprado con los escasos simoleones que tenía en el bolsillo, que llegase en las condiciones en que lo hizo, provocó que se levantara más que sólo las cejas de sorpresa de áquel cuando abrió la puerta.

Llevaba unos pantaloncillos cortos que dejaban ver sus largas piernas, y la misma blusa que él le había comprado años atrás para posar en una seción fotográfica de la campaña 'adonis adolescente' para una famosa marca de ropa. Sin embargo le quedaba.. ¿cómo explicarlo? Decir 'un poco ceñida' en realidad no era la descripción correcta.

La niña que una vez había sido de complexión delgada se estaba convirtiendo en una sensual mujer con una hermosa figura. O como estaba pensando Richard en aquellos momentos: tenía un culo y unas tetas que...

No es que no se hubiese dado cuenta anteriormente de que sería así, pero se habían dejado de ver un par de años, puesto que Richard había 'tenido' que viajar a cada uno de los barrios Sim para promover su trabajo entre los famosos y otros no tan famosos, para costearse el 'tour' que el papá de Greta le había 'sugerido' que hiciera lejos de las féminas de su familia.

La verdad, era que el viejo veía con malos ojos que, primero su mujer y segundo, su princesita adolescente tuvieran una relación amistosa con un 'Don Nadie', 'pobretón', y 'hambriado', que muy probablemente abusaría de la confianza que le había dado La Familia Laurent, al recibirlo en su casa, cuando, recién llegado a Tartosa, no tenía ni para 'tragar', mucho menos tenía 'en dónde caerse muerto'.

Okay, la verdad era que Richard sólo tenía 35 simoleones en el bolsillo cuando llegó a Tartosa seis años atrás. Y que se alimentaba de su comida y a veces Hilary, la esposa, le lavaba la ropa. Pero para el fotógrafo, la mujer y la hija de Héctor Laurent eran como de la familia.. y hasta ese momento Richard no había tenido pensamientos sucios de ningún tipo.

Ahora que Richard tenía suficiente dinero y algo de fama entre los riquillos y famosillos, había regresado a Tartosa para hacer las maletas y mudarse a San Mishuno, rentar un apartamento pequeño, seguir trabajando y reanudar su amistad con la familia una vez que se disiparan las ridículas ideas que se le habían metido a Héctor en la 'azotea'... ESO, hasta que vió a Greta en su puerta, vestida en sus viejas ropas de niña y cargando con una enorme maleta.

Antes de que Richard pudiese decir algo, Greta dejó caer la maleta y saltó a los brazos del joven fotógrafo exclamando - ¿Adivina qué? ¡¡Me fugué de casa!!

- ¿¡Pero, qué... ?! - fué lo único que alcanzó a decir, antes de sentir las dos grandes tetas de Greta oprimirse contra su pecho, y los labios de ésta contra los suyos en el 'torpe' beso de la niña que así le ofrecía su casi inosencia. Y digo casi, porque Richard sintió como la lengua de la muchacha se deslizaba lujuriosamente entre sus labios, le abría la boca, pasaba por entre las mandíbulas y se retorcía en el interior buscando la lengua, para finalmente acariciarla como sólo una mujer y no una niña, sabía hacerlo.

¿Cuándo había perdido Greta su virginidad? A saber. El caso era que ésa muestra de.. er.. de afecto había hecho que Richard tuviera qué emplear toda su fuerza de voluntad para desenrollarse del abrazo de oso y pedirle una explicación.

- Lo que oíste, tontis - le dijo ella despreocupadamente - Papá me dijo que mientras viviese bajo su techo, seguiría sus reglas.. bueno, ya soy mayor y puedo decidir no tener qué obedecerle más - y con una sonrisa pícara, añadió sentándose en la cama frente a él - Me vengo a vivir contigo -

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