CIENTÍFICO LOCO

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"El 'true crime' son los cuentos de hadas de los adultos. Ya no crees en las hadas, pero sí quieres asombrarte; y el true crime casi siempre te asombra o te deja perplejo pensando hasta dónde podemos llegar (...) entre más detallado, mejor" Fernando Benavides


Deckland Gallagher no se había ganado su fama de científico loco nomás por que sí. Había impresionado a sus superiores con su talento inhato e inventiva.

Y es que cuando uno disfruta de lo que hace, te vuelves minucioso, perfeccionista.. se vuelve uno el mejor en su campo. Sus colegas le temían, lo querían y estaban celosos a partes iguales, ni pa' dónde hacerse la verdad, parecía tenerlo todo.

Su más grande invento era también su secreto mejor guardado: una máquina casi imposible, con una tecnología que cabía en un dispositivo del tamaño de una alfombra pequeña y de cinco pulgadas de espesor. Estaba a la vista de todos en el laboratorio, pero nadie en realidad sabía su verdadero propósito.

Le cosquilleaban los dedos de solo pensar en apretar el gran botón verde en el control remoto, pero era peligroso. Después de todo aún tenía qué probarlo... en privado... no podía darse el lujo de perder su creación nada más empezar.

Se volvió entonces el empleado más dedicado en Future Sims, Co. Ltd., llegando más temprano que los demás y lléndose más tarde, a veces durmiendo en su oficina. Oona, su esposa, le riñó varias veces pensando que la engañaba con otra mujer. Pero Deckland era inflexible, no tenía intenciones de abandonar el proyecto.

- Ven todas las noches al laboratorio después de tu turno en el hospital - le dijo a ella encogiéndose de hombros - Y trae comida..

Así lo hizo Oona, esperando encontrarlo con alguna colega femenina. No era así... se le veía tan concentrado en su trabajo con el nuevo dispositivo que tuvo qué llamarle más de una vez antes de que Deckland dejara su trabajo y se diera cuenta de que Oona estaba allí.

La besó... como si no la hubiese visto en mucho tiempo... en realidad así era. Estaba feliz de tenerla allí y compartir con ella su nuevo y más maravilloso invento. Después de cenar la comida que Oona había traído y charlar un rato, Decland le pidió que fuera su primer espectador.

Le ofreció una silla a una distancia segura y él se introdujo en un cuarto de cristal más prqueño que la sala en donde estaban con el nuevo dispositivo. Lo conectó con cuidado, poniéndolo en una plataforma y puso una manzana encima. Salió del cuarto, le pidió a ella que se colocara una bata y gogles de seguridad, y después de hacer lo mismo, la encendió.

El aparatillo tardó un poco, y luego un resplandor de anillos verdes cubrió la manzana... por un momento Oona pensó que eso era todo, y entonces otro grupo de anillos verdes se hizo visible al otro extremo del dispositivo y otra manzana exactamente igual apareció...

- Espera - dijo Deckland - la última vez, la manzana explotó unos minutos después

- Pe-pero eso.. eso es..?

Deckland asintió - Una máquina clonadora.. aún no es perfecta

Deckland entró a la pequeña sala de cristal y tomó la manzana clonada, la apretujó con los dedos, parecía firme. La llevó consigo al exterior - Ven conmigo - le dijo a su esposa y ella obedeció. Fueron entonces a donde estaban las jaulas de los animales de pruebas y ofreció la manzana a uno de ellos. El animalillo la tomó y la comió felizmente. Cuando terminó miró a Deckland como pidiendo más.. le había gustado aquel snack de media noche.

Ambos sims esperaron un poco más, era preciso ver los resultados en aquel animalito de laboratorio. Finalmente Deckland tomó el expediente de aquel animal y escribió en él la hora. La punta redonda de su bolígrafo se deslizaba rápidamente en la superficie de la hoja. Luego el científico pasó página en el expediente y siguió escribiendo antes de cerrarlo, ponerlo de vuelta en su lugar y mirarla.

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