Ráfagas.

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Espléndida hoja muerta, ¿mis
emociones siguen allí siquiera?

En días nublados no siento nada
y por las noches siento amor.

Como el anticuado
piano del hogar de Cristo,
desgastada me siento,
arrancar mis labios quiero y comer
mi corazón debo.

¿Aquello debería ser una necesidad?

Me siento patético llorando
en poesía muerta e incoherente.

Debería escribir esto en un papel
y lanzarme junto a él hacía el mar.

Quizás ya es tiempo de morir.

Se acabo el tiempo para odiarme
con claridad y esfuerzo, tirarme la culpa
y dejar salir de mi boca fluidos tóxicos.

Tallar mi cuerpo con manos llenas
de asco y apretar mis huesos, dejando
mi piel roja y quebrando mis huesos
sin piedad.

Vivo contra mi voluntad y soy una
persona cobarde en un cuerpo
fuerte.

La sangre tibia cae por mis uñas
de tanto llegar al final de estas.

Y todo empieza a dar vueltas
a mi alrededor.

La hora de descansar ha llegado
y me siento una "pequeña princesa"
de nuevo.

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