Capítulo 4 "A falta de seguridad"

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Aquel hermoso panorama de un cielo anaranjado y rojizo, como si hubiesen pasado las más delicadas pinceladas sobre un lienzo enorme.

Un columpio meciéndose a la gentil fuerza del viento y a lado de él quien observaba la lámpara pública que empezaba alumbrar ante la entrada de la noche.

«Estoy seguro de que funcionará y haremos la mejor pintura de equipo»

«Estoy seguro de que funcionará y haremos la mejor pintura de equipo»

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– No puede seeeeerrrrr

– Seguir lamentandote no va a cambiar nada, Yaguchi-San

Tal y como quedaron de acuerdo, el joven pelinegro iba a seguir el extraño y poco probable plan (al menos para él) a cambio de no sustituir por eso sus reuniones "normales" como cualquier otro equipo que busca quedar en algo.

Ya no importaba el tiempo libre extra que habían tenido, todo volvió a ser lo mismo. Primero tenían una idea, después trataban de aclarar los puntos y al final los dos terminaban con ideas totalmente diferentes del otro. Llevar tanto sin resultado alguno era agotador.

Mientras Yatora tenía recostada su cabeza sobre la mesa, pasaba por los pensamientos de su cabeza lo ingenuo que fue en ese momento.

Después de aquella salida tuvo un pequeño rayo de esperanza para el dúo blanco y negro aunque analizando las cosas no es como si hubieran tenido algo en común sus dibujos de ese día, entonces ¿Qué fue lo que le hizo sentir que podrían quedar en algo? Soltando un suspiro llegó a la conclusión de que no recordaba así que se acomodó nuevamente en su asiento.

– ¿Ya?

– Ya, pero...

– ¿?

– ¿¡Cómo es que de verdad esto es tan difícil!?

A la exclamación del rubio fue inevitable ganar las miradas de los alumnos cerca del lugar a lo que el pelinegro elevó una de sus manos cubriendo su rostro al mismo tiempo que se hundía en su silla con un gesto de "No lo conozco" y "Por favor ya callate"

– Esto de verdad parece una locura -Prosiguió el contrario sin importarle las indirectas de desagrado que le daba el menor– De verdad, no puedo ser el único que cree esto es extremo.

– ¿Ya?

– Ahora si, ya

En lo que la profesora daba su clase, Yatora jugaba con un lapicero pasándolo entre sus dedos mientras que con la otra mano apoyaba su cabeza que reflejaba un gesto de molestia.

Si de por sí los lunes eran agotadores el hecho de haberse reunido dos veces sin ningún resultado lo hacía un día eterno.
En ese momento, Yatora aplicaba el "Cuerpo presente, mente en el cielo" durante la clase.

Sus pensamientos solo divagaban en lo verdaderamente loco que era que ninguna de las 3 reuniones habían resultado para nada, incluso daba algo de miedo.

Una pintura, dos artistasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora