Capitulo 3 "Energía de niños"

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"Siempre he pensado que Yaguchi-San es raro desde el momento en que se dirigió a mi tan casualmente en el curso de Óleo, eso me molestó. Ahora que he convivido un poco más con él sigo pensado que es raro, más que eso, es alguien muy peculiar, no deja de molestarme pero no me incómoda, no, si lo hace pero por alguna razón solo... No le tomo importancia y aunque a veces hace cosas que no tienen significado siempre resulta bien, podría decirse que sus acciones tienen sentido al final pero..."

– Yaguchi-San ¿Me podrías repetir porqué estamos en un parque infantil?...

La mañana tocaba gentilmente los rincones de la ciudad con los rayos del Sol

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La mañana tocaba gentilmente los rincones de la ciudad con los rayos del Sol. Yatora se había levantado muy temprano pensando la forma de que todo salga bien y no se arrepienta al final.

¿Su meta? Hacer algo lo antes posible para evitar que Yotasuke quisiese cambiar de pareja pues realmente la pasaban difícil cuando trataban de quedar en algo terminando en desacuerdo y molestias.

Tenía que pensar en una forma de hacer que Yotasuke no abandonara la idea de ser equipo de él aunque desconocía si a le agradaba o no. El punto eran tres cosas: 1- Realizar en tiempo y forma la pintura, 2- Tener una buena aprobación, y 3- Aprovechar aquel golpe de suerte para volverse lo suficientemente cercano a Yotasuke y lo pudiera considerar su amigo. Fácil ¿No? Bueno, quería engañar a su mente de que lo era.

– Ya te dije, es parte del plan –Sonrió confiadamente el rubiopálido.

– ¿Parte del plan? ¿Piensas que podemos tener alguna idea viendo a los niños del parque jugar?

–Bueno...

– ¿Bueno?

– El plan es... –Hizo una pequeña pausa algo dudoso– Ser nosotros los que probemos todos los juegos del lugar –Sonrió nerviosillamente.

– Suficiente, me largo.

– ¡Espe...!

No fue fácil convencer al pelinegro de quedarse, a cambio de eso se sentó en un columpio mostrando su total desaprobación a la idea de Yatora quien trataba de persuadir afirmando que no se trataba de una broma y era en serio.

– No voy a subir a ningún juego –Observó molesto.

– Dijiste que harías lo que sea si encontraba alguna forma de facilitar las cosas –Refirió  el ojidorado.

– ¿Cómo jugar con los niños de 5 años nos va a ayudar? –Aun molesto y sin creerle.

– Yo... No puedo decirlo ahora

Ante lo último, el pelinegro observó a Yatora confundido «Definitivamente es raro» pensó al mismo tiempo que reflejaba en su rostro incredulidad.

Había tratado con todo, ahora que lo pensaba mejor era una respuesta normal el que se negara a estar en los juego que fueron creados para niños pequeños aunque no eran de la misma forma, para aquellos infantes el lugar era como un castillo enorme con toboganes, pasadizos y demás que aumentaba la creatividad e imaginación de sus jóvenes mentes. Por otro lado, a las personas mayores les parecía tierno la actitud de los menores pero no veían el mismo castillo que ellos, solo observaban aquella casita alta con toboganes largos, columpios, pequeños atajos, pasamanos, etc. Nada especial

Una pintura, dos artistasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora