Yatora Yaguchi y Yotasuke Takahashi, dos compañeros de clases cuyas formas de pensar son totalmente diferentes al otro, se ven envueltos en un problema: Crear una pintura en dúo.
Ambos chicos tienen ideas muy distintas para el proyecto por lo que al...
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No había mucho tiempo para salir, así que optaron por una solución, seguir trabajando en el mesa-banco de la universidad Geidai.
Aunque no lo demostrara, Yotasuke, quien en un principio pensó que la idea inicial de su compañero de equipo era una idea mala y sin sentido, pronto empezó a generar una curiosidad al respecto pues siendo él se propuso a investigar por su cuenta actividades similares a la del rubio y efectivamente se comprobaba que 90% de las personas lograban llevarse bien al final del tratamiento.
No es como si se llevaran mal ahora ¿No? De hecho, hasta no le desagradaba estar con él. ¿Algo así podría funcionar solo para poder quedar a la par en un proyecto de universidad?.
El simple hecho de estar batallando por las diferencias de temas hasta parecía un chiste cuando lo pensaba seriamente. Pero ese chiste les estaba quitando mucho tiempo para todo. ¿No podían solo tomar algo y ya? Pero Inuka-Sensei era un profesor muy extraño ¿Cómo saber lo que pensaba tener en un resultado de proyecto final?
Ese tipo de pensamientos es lo que navegaba por las cabezas de los confundidos universitarios artistas observando sus libretas escritas hasta el cansancio.
- Ya para de verme así
Yatora no quería perder ningún momento y por estar concentrado en lo que hacía el pelinegro no se percató que parecía un cachorro alerta de los movimientos del gato negro. Pese a que estaba empezando a ser más maduro frente a sus compañeros y amigos, con el pelinegro se le olvidaba el mundo entero y solo se concentraba en enojarse o fastidiarse cuando el intento de llevarse bien con él resultaba fallido. El dúo del gato y el perro.
- ¿Cómo es que rechazaste este tema? ¡Es la más cercana que hemos tenido!
- No tiene puntos de percepción ¿Ves? -señala- además, es más tu tipo que el mío
- Pwro-
De nuevo casi toda la tarde pensando en algo y no daban a ningún lugar. Eran como dos náufragos que se volvieron náufragos por pelear la dirección a la que debía ir el timón. Solo que ninguno de los dos encontraba el punto norte.
Algo así como dos personas que compartían una sola mano pero querían tomar diferentes pinceles.
Los cambios de humor siempre estaban presentes, desde un inicio de una pequeña sonrisa cuando la idea de ambos iba casi por el mismo camino, hasta un reviro de ojos acompañado con un suspiro vencedor cuando esa idea vaga y casi acertada se les escapaba de las manos y se iba hasta Veracruz.
