1. Maldición

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¿Era una bendición o una maldición?

En el apartamentos de enfrente, el chico que ayer había arruinado su bonita burbuja de amor estaba saliendo apresuradamente.

¿Acaso vivía ahí?

—¡Hyung! —se escuchó una voz dentro de aquel cuarto.

—Maldición —soltó el desconocido, apresurandose a huir del lugar.

Sus miradas se cruzaron por unos breves segundos antes de que el chico más bajo saliera corriendo del lugar. Mientras corría, su gran polera se movía al ritmo de sus pasos, dejando ver algunas marcas en su bronceada piel, justo debajo del cuello.

Poco después, un joven en pijama salió por la puerta. El chocante aroma a tabaco y roble indicaba que era un alfa.

¿Un alfa y un beta?

Bueno, no era asunto de YunHo, quien al fin siguió su camino a la casa de MinGi, donde habían dormido sus mejores amigos.

—No otra vez —fue lo último que escuchó decir al chico antes de que volviera a entrar a su habitación.

¿No iba a detener o perseguir al chico? ¿Lo dejaría ir así como así?

Tenía que admitir que el mosquito del chisme lo picó, pero tenía que irse así que tomó el elevador. No esperaba que, tan solo un piso abajo, las puertas se abrieran y dejaran ver al joven que había escapado hace unos segundos, quien simplemente entró y presionó el botón hacia el primer piso.

—¿Problemas de pareja?

El joven desconocido tosió repentinamente por la extraña pregunta.

—No tiene por qué saberlo.

—¿Ahora sí me tratas de usted?

—¿Y usted me tratará de a tú? Vaya falta de modales.

—¿Perdón? Fuiste tú el primero que me tuteaba ayer.

—Tsk —viró los ojos y parecía decidido a no volver a decirle palabra alguna.

YunHo, por alguna razón, sentía la necesidad de seguir molestando al chico, pero todas las ideas para continuar con la conversación se desvanecieron cuando llegaron al primer piso y vio cómo el otro se alejaba sin siquiera mirar atrás.

Bajó un piso más para recoger su auto del estacionamiento. Saludó al guardia, charlando un poco con él como de costumbre, antes de subirse al auto, encenderlo y poner música. Condujo hacia el hogar de su mejor amigo.

Cuando llegó, tocó la puerta y fue recibido por un HongJoong medio adormilado.

—¿Cómo está San?

—¿Tú qué crees? Aún está dormido —lo hizo pasar, señalando donde estaba el mencionado chico—. MinGi se está bañando.

—¿Y por qué no te metiste con él? —bromeó.

—Calla —lo miró con advertencia, poniéndose rojo de la vergüenza.

YunHo sabía que el omega llevaba años enamorado de su mejor amigo pero no se atrevía a decir sus sentimientos porque temía que MinGi solo lo viera como un amigo.

Pero no era así... Jeong fue el principal testigo de cómo el alfa de cabellos plomos comenzó a fijarse en HongJoong de otra manera, especialmente después de que el corazón de Song fuera roto por su primer amor.

No quería intervenir en su relación pero... ¿quizá debería?

—¡¿Ya llegó YunHo, hyung?! —la voz de MinGi lo sacó de esos pensamientos.

—¡Así es! —respondió el mismo YunHo.

—¡No griten fuerte, ¿no ven que ando sensible?! —otra voz se escuchó desde el cuarto más cercano.

Se escucharon algunas leves risas de sus amigos.

San y la resaca nunca iban de la mano.

El omega a su lado se recostó en su hombro, parecía muy afligido.

—YunHo, creo que voy a confesarm---

—¿Ya desayunamos algo? —interrumpió MinGi, quién salía del cuarto arrastrando a un San molesto y adormilado.

HongJoong no pudo evitar sonrojarse y esconderse detrás del más alto, por lo que no pudo ver la expresión de celos que le dirigió MinGi a YunHo mientras este negaba con las manos.

—No quiero cocinar, solo déjenme pudrirme en esa cama —se quejó San.

—Esa cama es mía, San, no te puedes pudrir ahí, mejor púdrete en el suelo. —bromeó MinGi.

—Te odio, MinGi.

—Yo también te quiero, San, amigo del alma.

Mientras MinGi seguía peleando con un irritable San, HongJoong y YunHo empezaron a preparar algo para que todos pudieran desayunar.

HongJoong parecía el dueño de la casa, conociendo cada rincón y moviéndose con soltura. No era sorpresa, ya que era vecino de MinGi y sus familias eran amigas cercanas, por lo que pasaba mucho tiempo en ese lugar.

—¡Buenos días, hyungs! —saludó un perezoso omega de cabellos negros mientras bajaba las escaleras—. ¿Por qué San hyung está como muerto en el sillón?

—Porque MinGi lo sacó de su cama —acusó YunHo.

—¡Hyung! ¡¿Cómo puedes tratar así a Sannie hyung?! —se acercó a regañarlo.

Ante el reproche de su hermano menor, MinGi solo se acercó a decirle algo y terminó convenciéndolo.

—Lo siento, San hyung, pero mi hermano tiene razón —asintió.

San no estaba ni reaccionando, parecía que volvió a quedarse dormido.

—HyeongJun, ayúdame a poner la mesa, por favor —lo llamó HongJoong.

—Voy~ —el aludido se acercó para hacer lo que le pidieron.

HyeongJun sacaba platos y cosas que ponía al lado del omega mayor, para luego llevarlos a la mesa.

—Déjame ayudarte a servir —ahora se acercaba MinGi al lado de HongJoong para ayudarlo.

—¿Y MinJae sigue durmiendo? —preguntó HongJoong.

—En un rato lo despierto, se quedó jugando hasta la madrugada con sus amigos.

—Está bien, le dejaré el desayuno guardado para cuando se levante.

—Gracias, hyung.

YunHo contempló cómo esa escena parecía la de una familia en un día normal.

«¿Cuándo esos dos finalmente se darán cuenta de sus sentimientos?» se preguntó a sí mismo con una pequeña sonrisa en los labios, mientras iba a cuidar de un San que aún se encontraba irritado y sensible.



































Y pa' hacerme el loco sé que soy experto 

“Morado” – J Balvin

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Entanglement || 2Ho || ATEEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora