Mudanza!

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Comencé a sacar todas mis pertenencias de la casa y las comencé a guardar en el maletero de mi carro, mis emociones se encontraban a flor de piel y con cada caja que sacaba sentía que la casa estaba más espaciosa, entre para sacar la última caja pero me sentí algo cansada, así que me quede parada cerca de la escalera y sin darme cuenta estaba viendo cada pequeño detalle de donde pase los 18 años de mi vida, vi aquella mesita café con un diseño tallado a mano que nos regaló mi abuela, ahí encima estaba el teléfono y colgado en la pared un espejo en el que múltiples veces me tomaba fotos con Bethany tiene un diseño muy elegante, las paredes de la casa estaba todo pintado en tonos café en degrade y en la sala había unos muebles a juego con las paredes, mi mama se me acerco cogiéndome desprevenida y me ofreció una tierna sonrisa a lo que yo también se la devolví.

-- Primero Tifany y ahora tu – me la quede viendo tratando de entender a que venía eso y luego continuó – Ya creo que también la terminare botando a Bethany de una vez - Las dos reímos.

-- Eres mala – dije dándole un toque juguetón en el hombro, se encogió de hombros y se agacho para coger la caja.

-- Ya, ya ándate – dijo llevando la última caja hasta mi carro.

Vi cómo se iba alejando hasta el carro y comencé a observar cada gesto que hacía, aunque dicen que mi mamá y yo somos una misma gota de agua, no cavia duda que ella era más hermosa, divertida, y sin duda envidiaba su cabello rojizo natural, y sus ojos de un color gris brilloso, obvio que yo tenía las misma facciones solo que en mi quedaba feo, mi mamá siempre me decía que mi piernas son bonita pero yo pienso que solo lo dice porque me ve con ojos de madre cariñosa, más bien la única y mínima diferencia es que ella mide 1.65 y yo 1.55. Mi mama aseguro el carro y luego entro.

-- Vamos que ya mismo está la comida – yo asentí y se dirigió a la cocina

Aun no podía creer que iba a tener mi propia casa, con mis propias reglas, y por mucho que vaya a extrañar esta casa, sabía que una vez que me que el carro echara andar no iba a ver vuelta atrás, y aunque me sentía feliz de cumplir el sueño toda típica adolescente, no podía evitar estar triste por sepárame de mis padres, pero para ser sincera era algo que me tocaría hacer tarde o temprano, o al menos con eso trataba de convencerme.

Entre en la cocina y vi a mi papa abrazando a mi mamá, él era más alto que mi mama casi 1.95, tenía el cabello castaño claro y esos ojos celeste bien redondos que tanto amo, y si así de altote era el, así que se los veía chistoso a los dos, pero al mismo tiempo me dio cierta tristeza, mi mamá se reincorporo al ver que yo entraba a la cosina y vi que sus ojos estaban llorosos yo me acerque despacio y la abrace, la última vez que recuerdo haberla visto llorar fue cuando se fue mi hermana mayor así que creo que tenía que haber sabido que también lo haría ahora.

-- Eres mi chiquita y siempre lo serás ¿Lo sabes, verdad? – dijo llorando y yo asenti

-- Te extrañare mucho, me harás mucha falta – yo la abrace más fuerte y ella me dio un dulce beso en la frente. – Te amo mamá,

-- Te amo más – se secó las lágrimas y sonrió.

Me acerque a mi papá y así mismo lo abrace.

-- Te amo, aunque a veces me saques de quicio- reímos por lo bajo.

-- Yo también .

Aunque no me iba hasta mañana, en la casa se sentía cierto aire de tristeza, de repente me percate que mi hermana mediana no estaba.

— ¿Dónde está la adoptada? – pregunte mientras miraba hacia la sala, estaba asustada porque desde que comencé a sacar las cosas no había visto a la recogida de mi hermana, mis padres sonrieron pero después mi mama respondió con su dulce voz.

Nuestro Mundo Llamado Saturno #Wattys2015Donde viven las historias. Descúbrelo ahora