El señor demonio y su héroe [BL]

Capítulo 125

Dinah no tenía mucho que hacer porque Syryn no estaba dispuesta a que una sacerdotisa torpe arruinara su experimento. Era en momentos como estos en los que deseaba que Salem estuviera cerca. Dejando a un lado los pensamientos improductivos, el alquimista añadió sus reactivos a los tubos y les pegó etiquetas para su futura identificación. Luego, todos los tubos entraron en uno de los cofres vacíos que anteriormente contenían utensilios.

Cuando llegó la hora de la cena, Syryn no tenía mucha hambre, pero tenía una porción extra de un sabroso pastel de carne que Akida horneó con brasas.

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"Akida, ¿qué es esto? ¿Papilla sin frutas? Hay algunos dátiles secos y un par de nueces flotando. ¡No puedo comer esto!" Con el paladar arruinado por la excelente cocina del guardia, la mañana de Syryn se arruinó igual de mal cuando descubrió en qué consistía el desayuno.

"Es tu maldita culpa por comer cada pieza de las frutas frescas que usa", respondió Akida mientras su cuchillo caía rápidamente sobre un pez que luchaba y que les había sido entregado en un balde.

El alquimista castigó pero impenitente desayunó tranquilamente y se alejó para comprobar sus muestras. Esperaba que hubiera pasado suficiente tiempo para que los efectos de los reactivos se hicieran visibles.

Una mirada a las muestras y Syryn se estaba tragando su emoción. Sus esfuerzos no habían sido en vano.

Todas las muestras mostraron diversos grados de pequeños cambios, pero lo que más se destacaron fueron dos tubos de vidrio, ambos con rayas blancas en el vidrio. Las vetas eran finas y polvorientas. El alquimista comprobó vertiginosamente las etiquetas de los tubos de ensayo.

Insectos - avanzado

Nódulos grises

Finalmente había encontrado la conexión que estaba buscando. Las muestras de hojas y polen también exhibieron rayas blancas, pero eran casi invisibles a simple vista. Esto significó que toda la planta fue afectada por los nódulos grises que causaron la muerte masiva de insectos y tuvieron efectos igualmente devastadores en los humanos. Todo lo que quedó por hacer era conectar los nódulos con las muertes de los tres desafortunados aldeanos.

"¿Cuál es el veredicto?" Dinah le preguntó al alquimista.

"Culpable. Ejecución por fuego después de que tome cortes de las trompetas".

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Syryn estaba tomando té en la casa del cacique mientras Dinah le explicaba por qué tenían que exhumar el cuerpo del cazador.

"Simplemente no se puede hacer, sacerdotisa," se limpió la frente sudorosa con un paño. "¡Su alma estaría disgustada si profanamos su lugar de entierro!"

Syryn ya estaba haciendo aviones para robar el cuerpo cuando los aldeanos dormían. Necesitaría los musculosos brazos del curandero del pueblo para desenterrar el cuerpo. Akida también tuvo que venir en caso de que un aldeano entrometido los sorprendiera cavando.

Mientras Syryn tramaba, un aldeano irrumpió en el jardín e informó al jefe de las terribles noticias.

"¡Cami ha desaparecido y su madre se ha vuelto loca! Se niega a que se lleven el cuerpo para limpiarlo".

¿Excavar una tumba o abrir un niño? El jefe miró a Syryn con indecisión en sus ojos. Ambos estaban pensando lo mismo.

"Solo hay una forma de probar definitivamente que las muertes fueron causadas por culpables de la misma fuente. Tome su decisión y hágame saber qué cuerpo puedo tener. Me voy mañana, jefe. Todo depende de usted". El alquimista se levantó para irse.