𝗴𝗲𝘁𝗮𝘄𝗮𝘆 𝗰𝗮𝗿━━ I was ridin' in a getaway car I was cryin' in a getaway car
I was dyin' in a getaway car
Said goodbye in a getaway car....
En donde Ginny Weasley, por
diversos motivos, le propone
a Altair Black que se haga
pasar por su par...
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🎧: that way; tate mcrae
(☄🗡)
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Los días pasaban tan rápido como si de un suspiro se tratase y Altair sentia que estaba en el otoño de su vida.
Muchos especulaban que su tiempo había llegado a su fin, y bueno, el Slytherin intentaba lidiar con la pequeña opresión en su pecho cada que la pelirroja huía al verlo.
No lo entendía. Juraba que nada iba a cambiar entre ellos.
O eso creyó.
Estaba sentado esperando al menos una señal, una mirada de la mesa contraria, tan solo algo que le diga que tenia oportunidad.
Y estaba jodido.
Bueno, eso ya lo sabia, pero la de fingir no se la sabia.
Quedo hipnotizado con esos ojos brillantes y rostro lleno de pecas una vez sus miradas coincidieron. Su lengua termino atada a su paladar, su ritmo cardiaco no tenia ninguna intención de volver a su normalidad y su sonrisa era del tamaño del campo de Quidditch.
Se recordó que Ginny estaba lejos, y un puñado de tristeza lo inundo.
¿Seria suicidio si iba a la mesa archienemiga y cenaba junto a ella?
Bueno, nadie parecía importarle, incluso la mesa de profesores estaba vacía a excepción de la profesora Mcgonagall y el profesor Slughorn. Sonrió, tal vez Minerva le daría un sermón sobre la reglas pero se saldría con la suya, y valdría la pena.
Hizo un amague para ponerse de pie pero sintió que sus pies se pegaron al suelo cuando los vio, y como un iman al metal, fue jalado de vuelta a su silla.
¿Por que demonios Potter esta abrazando a Ginny?— pensó con cólera.
Ahora todo se sentía amargo; su comida, su paladar y sus pensamientos. Apretó sus puños viendo como susurraban, vio como ella reía como si Harry hubiera dicho lo mas gracioso del mundo.
Maldijo en su interior, quería estar en el lugar de Harry.
—Amigo, respira—se volvió mirando a Theo con indiferencia—tus celos se notan de aquí hasta el fondo del lado negro.
Altair apretó tanto los dientes que el castaño juro escucharlos rechinar.
—No estoy celoso, Nott—musitó llevando su tenedor con rudeza hasta su ensalada.
