Prisionero #6390 {Dramione} TERMINADA

28. Un pedido de disculpas

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Un pedido de disculpas

Hermione estaba puntualmente sentada en su lugar habitual cuando todavía faltaban diez minutos para la reunión. Los otros profesores iban llegando de a poco, algunos solos y otros en grupos, y todos fueron sentándose hasta que la mesa estuvo rodeada de docentes, con la directora McGonagall a la cabecera.

— Silencio, por favor — pidió Minerva elevando su voz para que todos escucharan. Las respectivas atenciones no dudaron en ponerse en la bruja que permanecía parada mientras todos estaban sentados. — Estamos reunidos hoy para dar inicio a la reunión mensual de todos los turnos, para evaluar el rendimiento de cada alumnos y lo que debe ser mejorado.

Un murmullo se extendió por el lugar, haciendo que Hermione alzará la vista de la libreta que tenía ante sí. Se había levantado con mucho dolor de cabeza, y con unas ojeras que no dejaban lugar a dudas de que había tenido una mala noche, por lo que había tenido que hacer uso de muchos hechizos para encantar su rostro. Lo último que tenía ganas de hacer era estar en esa reunión y escuchar las quejas de sus colegas. Sabía que muchas de esas serían sobre Draco y no estaba preparada para escuchar hablar de él.

— Tenemos que hablar del mortifago — espetó el profesor de runas antiguas con tanta furia en su tono que Hermione no pudo evitar sentirse a desgana en ese lugar.

Antes había salido a defenderlo, pero ahora no se sentía capaz de hacerlo. No después de lo que él le había hecho, pero eso no quería decir que estaba de acuerdo con los comentarios.

— El señor Malfoy cumple los requisitos del ministerio. No hay nada que podamos hacer — retrucó McGonagall e hizo ademán de sentarse pero fue interrumpida.

— Es un verdadero trastorno tener ese joven entre nosotros — continuó la profesora de adivinación, con una mueca de disgusto — nadie quiere hacer trabajos con él y tengo que obligar a los alumnos a que lo incluyan en sus trabajos en equipo. No deberíamos someter a nuestros alumnos a eso cuando muchos de ellos tuvieron algún familiar muerto por un mortifago.

— Pero no por Draco — Hermione se escuchó decir antes mismo de que pudiera procesar que había sido ella quién había abierto la boca. Pero no se arrepentía. Podría no estar conforme con las actitudes de Draco hacía ella, pero nunca podría dejar pasar una injusticia, y generalizar, dejando que cargos erróneos cayeran sobre alguien que no los merecía. Esa era una de las cosas que más le molestaba. Hermione miró a todos aquellos que tenían los ojos clavados en ella, con clara reticencia en su mirada. Ella era la más joven del grupo, y por eso muchas veces tenía que derribar barreras de quienes creían que por ser menor sabía menos. Podría tener menos experiencia, pero con respeto a la moral no se necesitaba mucha experiencia — Draco no mato a nadie, — continuó sin titubeos — cumplió su condena y tuvo su caso reabierto. Juzgarlo por algo que no hizo es totalmente erróneo.

— Me sorprende usted protegiendo a ese mortifago cuando sufrió tanto en sus manos. —comentó uno de los docentes con un tono aún más elevado del necesario.

Hermione sabía que se refería al pasado, pero no pudo evitar pensar en el dolor de ahora. El dolor que sentía ahora era diferente que el de antes, pero igualmente intenso. Contuvo las lágrimas que se amontonaban en sus ojos y se puso en pie.

— Todos debemos aprender a superar y avanzar — retrucó con una tranquilidad que le costó mantener, pero fiel a sus palabras.

— La profesora Granger tiene razón — Minerva, que aún permanecía en pie, le dedicó una mirada para luego centrarse en los demás — el señor Malfoy está cumpliendo con su condena y tenemos que tratarlo como un alumno más...