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Canción: Call Me de Blondie
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Los rayos de luz solar se colaban débilmente a través de las cortinas traslucidas, iluminando con un tono azulado al adolescente profundamente dormido sobre la cama. Tenía una mata de rebelde cabello cenizo aún más desordenado de lo normal por las horas que llevaba durmiendo, y piel pálida contrastando con sus marcados músculos.
Katsuki se removió en la cama, abriendo ligeramente los ojos con pereza para después abrirlos como platos y sentarse de golpe en la cama. Miró a su alrededor con velocidad, moviendo la cabeza con suficiente fuerza como para que le doliera el cuello. Cortinas blancas, techo inclinado, plantas en las repisas, fotos polaroid en la pared.
Ese no era su cuarto.
La primera idea obvia cruzó su mente y con lentitud, casi terror, levantó las sábanas que lo cubrían para ver su cuerpo.
Estaba vestido.
Un suspiro cargado de alivio salió de sus labios. Bien, al menos no había hecho ninguna idiotez.
Se levantó con cuidado y de inmediato sintió una punzada en la cabeza y unas fuertes ganas de vomitar. Pese a eso, siguió inspeccionando la habitación, que le resultaba extrañamente familiar, buscando cualquier cosa que le refrescase la memoria de como llegó ahí. Había un montón de posters y recortes de revistas pegados en una de las paredes, algunos de bandas como Queen, otros de películas como Matrix, y una par de caras sueltas de celebridades famosas. En la mesita de noche estaba la base de un teléfono sin el aparato y una lámpara color amarillo, junto con un reloj que marcaba las once de la mañana. Se acercó a las fotos que estaban pegadas en la pared, y nada más ver una sus neuronas se conectaron de golpe.
