Desde aquella mañana en dónde ambos nos entregamos a la pasión, el deseo y sobre todo las ganas de estar el uno con el otro, todo cambió.
Momo por su parte me agarró un cariño hermoso y yo por mi parte di lo mejor de mí para mantener ese cariño firme.
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Luego de que ella regresó de su viaje nuestra relación iba por buen camino. Por mi parte le presenté a mi madre y pues ella solía venir a mi casa a comer.
Fue algo lindo y duradero, pero poco a poco la rutina me fué cansando.
Durante aquellas épocas tuve problemas con mi madre y pues no tenía un control total sobre mi vida. Jamás se lo mencioné porque no quise preocuparla, pero el estilo de vida que estaba llevando me estaba matando por dentro.
Caí en un trabajo en donde no tenía ni siquiera hora de almuerzo y pues solo podía hablar con ella mediante chats y para nada era algo agradable.
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Para unos meses me di cuenta que ella no merecía a alguien como yo. Alguien que aún tenía unos problemas muy graves, problemas de los cuales tenía que resolverlos solos. Así que con todo el cariño que sentía por ella tuve que dejarla ir.
Al principio me dolió y mucho. Pero era algo en dónde no podía echarme para atrás, así que como ella era una persona joven solo dejé que ella viviera su vida.
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Ya para los próximos meses conseguí un mejor empleo, empleo que me dejaba tener vida y sobre todo amigos.
Así que en ese mismo empleo conocí a una chica. Chica que me atrajo al instante.
Lo que más me gustó fue que a simple vista era una persona diferente, con gustos muy diferentes al resto y eso obviamente lo hacía atractivo a mis ojos.
Así que en una reunión de trabajo le entablé conversación.
-Hola...
-Izuku ¿Verdad? - preguntó
-Sí...
-Entramos juntos a trabajar... Soy Reiko
Nos saludamos con un beso en la mejilla y luego nos pusimos a conversar. Era una gran chica y sobre todo alguien muy hermosa.
La verdad es que me volvía loco.
Sabía que tenía que hacerla mi novia y que lo iba a conseguir, pero no sabía cómo es que mis demás compañeros de trabajó lo iban a tomar, puesto que las relaciones románticas estaban prohibidas en el trabajo.
Pero... No había nadie quién me iba a detener, ya que una noche cuando ambos habíamos salido a la misma hora decidimos irnos a comer.
-¿Te parece si vamos por algo de comer? - pregunté
-La verdad es que te iba a preguntar lo mismo - respondió
-Aprovechemos que tenemos algo de tiempo - dije
A lo que ella sin siquiera avisarme me sujetó la mano y me arrastró lejos.
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Fuimos a un lugar donde servían frituras y tuvimos la oportunidad de tomar unas buenas malteadas.
-No sabía que existía un lugar así cerca donde trabajamos - dije sobando mi estómago
-Saliendo del trabajo lo ví, pero nunca tuve la oportunidad de venir. Esta es mi primera ves - dijo bebiendo de su malteada
Era ahora o nunca.
-¿Si sabes que me gustas desde que empezamos a trabajar? - le dije en mis cinco segundos de atrevido
