casualidad

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Nos conocimos por casualidad en aquél bar.

Me miraste, te mire y luego me invitaste a bailar.

Bailamos, reímos y tomamos toda la noche sin parar, hasta que el sol salió y me tuve que marchar.

Te busqué más tarde cuando me percate, de que no me habías dado tú número, nombre o dirección.

Te busqué más tarde cuando me percate de que lo único que sabía de ti era tú forma de mover los pies.

Te busqué, te busqué y te busqué más no te encontré.

Pasaron meses sin que tú saliese de mi mente.

Pasaron meses intentando dar contigo nuevamente.

Llámalo casualidad, suerte o azar que te encontrara de nuevo en el mismo bar un sábado al anochecer.

Llámalo casualidad que tú me estuvieses buscando a mi también.

Llámalo casualidad que ambos decidimos comenzar con buen pie.

Llámalo casualidad a la forma en la que nuestros labios encajaban tan bien.

Llámalo casualidad cariño, a qué ahora estemos  en el mismo bar en el cual te conocí, con nuestros amigos y familiares reunidos aquí, un vestido blanco un traje de satín, dos anillos y un sí.

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