"Sanguinario Pasado" +18

Capítulo 6 "El escuadrón saiyajin"

Los personajes no me pertenecen. Le pertenecen al gran autor Akira Toriyama.
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Año 761 "Pasado" Planeta Freezer #79

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Eran raras aquellas mañanas que en el cielo, a lo lejos, no se observaban grandes humaradas que se dispersaban por el infinito firmamento. Ese día comenzaría con su entrenamiento, le había mentido a su madre que no lo haría, pero para alguien que tenía sangre guerrera en las venas era imposible no aferrarse a ese llamado de venganza y poder. Aterrizó en una pequeña meseta, donde la vista era hermosa y amena, a pesar de la execrable destrucción por parte de los androides en las capitales vecinas. Trató de mantener ese paisaje dentro de su mente antes de que esos asesinos lo encontraran y lo llegaran a convertir en un lugar infernal. A lado suyo se encontraba su maestro, Gohan, el único guerrero que quedaba con vida y que su único deber era salvar al planeta de la destrucción; impotente, sabiendo que sus esfuerzos en todos esos años, habían sido en vano.

—Sígueme, Trunks.

Sin decir nada más, Gohan emprendió el vuelo hacia un lugar mucho más apartado de la capital del oeste. Trunks lo siguió, preguntándose mentalmente cuales eran los motivos de su maestro para que se alejaran de la ciudad y dejarla a la merced de los androides.

Después de unos minutos de vuelo, habían llegado a una zona de barrancos y desfiladeros. Aterrizaron en un terreno calizo, en la parte superior de una gran roca. Gohan caminó hacia un pequeño árbol y entre sus ramas sacó un objeto largo y pesado envuelto con papel gris; tomándolo con cuidado se lo entregó a su joven pupilo.

—Ábrelo— ordenó Gohan a la vez que dibujaba una perceptible sonrisa.

El joven Trunks asintió con una seca cabezada, la tomó con temor y expectación. Comenzó a desgarrar el papel, que en segundos surgió de ahí una afilada y poderosa espada. Los ojos azules resplandecieron de gran alegría al momento que clavó su vista en la abrillantada hoja metálica. Sus manos sujetaban con firmeza la empañadura del arma, a su vez que sentía una descarga de adrenalina en todo su cuerpo.

—Me alegro que te haya gustado, Trunks— dijo Gohan melancólico; no se tenía que ser un genio para no saber leer ese semblante de felicidad y afabilidad por parte de su alumno—. Durante los entrenamientos te enseñaré como utilizarla.

La emoción volvió a envolverlo cuando escuchó esas últimas palabras por parte de su maestro. Las ansias de aprender no se hicieron esperar.

—Enséñame ahora, Gohan— pidió Trunks implorante—. Necesito saber pelear, para así vencer a los androides y vengar la muerte de mi padre y de los demás guerreros. También necesito... necesito convertirme en un súper saiyajin.

Las lágrimas fluían en las mejillas del primogénito de Vegeta. Lágrimas que simbolizaban impotencia y humillación. Se sentía inútil, débil, furioso, indignado; él sabía que no estaba demostrando una buena imagen de sí mismo, tenía que demostrarse lo mucho que valía, aunque se preguntaba mentalmente si había algo de valor en su interior: «¡Por supuesto que sí! ¡Yo soy el primogénito de Vegeta! ». En eso estaba completamente seguro y, también en que tenía mucho que aprender y junto con Gohan averiguaría que tan fuerte podía llegar a ser.

—Trunks— al escuchar su nombre, había sentido una fuerte y tranquilizadora mano en su hombro; con su dorso se limpió las lágrimas y miró a su maestro—. Sé que lo lograrás. Para eso estoy aquí, para entrenarte. Tienes que ser fuerte, no perder la fe y seguir manteniendo la esperanza. ¿De acuerdo?