— ¿Por qué no quieres tener sexo conmigo? — encaró Canadá, mientras miraba a Honduras con tristeza, en busca de una explicación. — ¿no me tienes confianza?, ¿No te interesa el sexo?, O, ¿hay algo en mí que no te guste? — trato de encontrar alguna respuesta coherente que le haga saber que era lo que estaba mal en su relación.
Cuatro años y medio llevaban juntos, al principio los dos no se interesaban el uno al otro por el tema sexual, sino primero por lo sentimental, respetando la personalidad, costumbres y gustos del otro; fortaleciendo más su relación.
Después de llevar unos años juntos trato de dar el siguiente paso, siendo un momento vergonzoso para los dos, teniendo a Honduras diciéndole que aún no estaba listo, que necesitaba más tiempo; no lo obligó, ni mucho menos lo presionó.
Pero eso se fue volviendo ya un momento de inseguridad y estrés para Canadá, amaba mucho a Honduras, lo había demostrado múltiples veces y de todas las formas posibles; ganándose el corazón del latino, que tanto anhelaba tener.
El problema comenzó cuando Honduras se negaba a querer tener sexo con él, su relación ya llevaba años, se tenían la suficiente confianza hasta de no revisar los celulares del otro por respeto y confianza.
¿Qué estaba mal?
¿Estaba haciendo algo mal?
¿Acaso había algo en él que no le parecía, "caliente", a Honduras?
— ¡No!, No digas eso, eres... eres perfecto. — hablo de inmediato Honduras al escuchar la última pregunta de Canadá. — cada parte de ti me parece detallado como un dibujo hermoso y atractivo. — sus huesudas manos acariciaban las manos del canadiense, tratando de alejar esas inseguridades y nervios del otro. — es sólo... no creo que sea el momento. —