♡ Capítulo V ♡

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‌            Tal vez era el alcohol, tal vez el momento, pero, fuera lo que fuera, hacía que Momoe se sintiera cómoda, alegre y hasta valiente. Al menos eso era lo que la hacía sentir el hilo de la conversación que sostenía con su amiga y compañera de estudios.

‌            —¿Recuerdas cuando nos conocimos? —preguntó Momoe.

‌            —Un poco —dijo Rika y se llevó una porción de helado a la boca—. Fue cuando teníamos catorce.

‌            —¡Correcto! —Soltó una pequeña risita—. Han pasado ya seis años, increíble. —dijo y miró hacia arriba, encontrándose con el cielo ya oscurecido y plagado de estrellas. Embelesada por la belleza del firmamento, se quedó observándolo con fijeza.

‌            ››Lo recuerdo muy bien —prosiguió Momoe, despegando la mirada del oscurecido cielo—. Como si hubiera sido ayer. Sí, recuerdo que ése día todas, menos Ai, pensaban que yo era un chico...

‌            —Sí, aún me siento mal por eso —acotó Rika, con aire meditabundo—. Neiru dijo algo acerca de que "sólo las chicas" podían ocupar el banco que utilizábamos en ése momento —tomó otro poco de vino—. Y Ai dijo que te veías muy linda. Eh, creo que mencionó algo acerca de tu cuello.

‌            Momoe rió y acomodó su cabello antes de responder. Había optado por dejarlo crecer después de cumplir los dieciséis, ahora le llegaba a la altura de los hombros.

‌            —Sí, dijo que lo tenía como el de una modelo. —bebió otro poco y suspiró.

‌            —Exacto, iba a decir lo mismo —apoyó Rika y volvió a sonreír.

‌            —¿Olvidaste lo que tú me dijiste? —rió—. ¿Que yo era muy "guapo" y eso?

‌            Rika también rió, incluso mucho más que ella.

‌            —También dije que si fueras un chico, indudablemente, saldría contigo —añadió Rika una vez que se hubo calmado—. ¿Sabes? —Acortó la distancia que había entre ellas, quedando hombro con hombro—. Yo... uh...

‌            —¿Rika?

‌            —Yo... —Incapaz de expresar algo más, Rika alzó una mano y la llevó al rostro de una confundida Momoe. Al tocar su mejilla con la derecha, procedió a acariciar la tersa mejilla con su pulgar—. Actualmente... cre-creo que yo podría... podría salir contigo, aún cuando no eres un chico —enrojeció—. Ta-también creo que eres muy linda, hermosa y..eh, en algunos casos hasta perfecta y... y...

‌            —Rika —interrumpió Momoe con una expresión muy seria en su rostro.

‌            La rubia detuvo lo que estaba diciendo y la miró en silencio. Esperaba que la pelirroja explicara el por qué de su interrupción. Pero, en lugar de eso, lo único que recibió por parte de la más alta fue una expresión cavilosa y una intensa mirada, de la cual no pudo sacar nada porque estaba neutral. Se veía indiferente y extrañamente vacía, al menos, así le pareció la mirada de Momoe en un principio.

‌            —Disculpa, Momo —habló Rika con lentitud—. Sabes, no quise decir éso que escuchaste. Eh… —jejeó un poco, apenada—, creo que el alcohol...

‌            —No hace falta que des una explicación —volvió a cortarla Momoe.

‌            Ahora que Rika la miraba con detenimiento, la pelirroja parecía estar sumamente avergonzada, pues, sus mejillas se hallaban arreboladas y temblaba ligeramente. A esas alturas, Rika ya no sabía si aquella reacción se debía al alcohol que fluía a través del sistema de su amiga o a la situación como tal.

‌            —¿Momo?

‌            —Yo también...

‌            —¿Eh?

‌            —Yo también —se detuvo un momento y dio un nuevo trago a su vaso—. Yo también creo que eres hermosa. —explicó la pelirroja.

‌            Sus esmeraldas se veían más brillantes de lo normal. Luego, con lentitud, y sin que Rika pudiera prever alguno de sus movimientos, Momoe depositó el pequeño vaso de plástico blanco a un lado y se dedicó a mirar a su amiga a los ojos.

‌            La intensidad de su mirada era casi palpable.

‌            —¿Sabes? Creo que yo también podría salir contigo —emulando la acción de Rika, Momoe llevó su mano a la mejilla de ella y repartió pequeñas caricias en el pálido moflete de su amiga—. Creo que eres muy linda, hermosa en realidad. Claro —bromeó—, no eres para nada perfecta...

‌            —¡Oye!

‌            —Era broma —aclaró—. Sólo quería darte un poco de tu propia medicina.

‌            —Muy graciosa —desvió la mirada. Disfrutaba mucho de la forma en que Momoe le estaba acariciando la mejilla—. Entonces, ¿eso quiere decir que lo que dijiste acerca de salir conmigo y que yo era linda… también era broma?

‌            Sin responder, Momoe alzó su otra mano y tomó el rostro de la más baja entre ellas, consiguiendo que la mirara directamente a los ojos. Ahora, acariciaba la piel lozana, y adorablemente pálida, de la ex idol con sus dos pulgares.

‌            —Tienes una piel muy suave, ¿sabes? —Momoe parecía absorta en los ojos azules de la más baja y Rika mantenía fija la mirada en ésas esmeraldas—… y muy blanca.

‌            —Momoe, me estás asustando —murmuró Rika con una sonrisa—. Y... me haces cosquillas.

‌            —Y eso no será lo único que haga en éste momento.

‌            Rika levantó una ceja ante lo dicho por su amiga.

‌            —¿Cómo?

‌            —Lo siento —dijo y, finalmente, haciendo desaparecer toda distancia al acercarse a su amiga rubia, la besó.

‌            Ésta acción por parte de Momoe la tomó desprevenida. Sin embargo, Rika no dejó pasar mucho tiempo para reaccionar y corresponder el sorpresivo beso.

‌            Se besaban con calma, con cuidado, como temiendo que, de un momento a otro y por culpa de algún brusco movimiento, esos labios desaparecieran y ya no pudieran continuar degustándose.

‌            Deshicieron el beso, separándose con lentitud y abriendo los ojos en el proceso. Momoe aún sostenía el rostro ajeno entre sus manos, mientras que Rika ahora tenía su mano derecha en la pierna izquierda de la más alta.

‌            Se miraron en completo silencio, estudiándose, detallándose en medio de aquella hermosa noche estrellada. La luz de la luna llena caía con suavidad, bañando el parque y los rostros de ambas. Una pequeña sonrisa, que distaba mucho de ser inocente, fue esbozada por Rika. Momoe la miró y sonrió también, ignorante de lo que pasaba por la mente de su amiga.

‌            —Eso no me lo esperaba~ —quebró el silencio la ex Idol sin dejar de sonreír—. Me tomaste por sorpresa, ¿eh?~

‌            Momoe enrojeció y sacudió ambas manos con insistencia. Rika tenía razón, ella había actuado por cuenta propia y lo único que se lo ocurrió decir fue: «Lo siento»

‌            —D-Disculpa —siguió excusándose Momoe, no encontraba donde meter la cabeza—. ¡N-No fue mi intención! —Sudaba copiosamente—. Y-Yo no...

‌            —Cállate —ordenó, acercándose a ella—. Procuraré que no vuelva a pasar. —Una mirada pícara se formó en su semblante—. Ésta vez, me toca a mí —emulando las anteriores acciones de la pelirroja, atrapó los labios de Momoe entre los suyos.

‌            Al igual que con Rika, Momoe también se vio tomada fuera de base y, por supuesto, tampoco tardó demasiado en responder. No pasó mucho para que el nuevo beso que, ya de por sí, había comenzado con mucho más ímpetu que el anterior, se hiciera más intenso y urgido. Los sentimientos que desarrollaran la una hacia la otra no fue algo que surgiera de un día para otro; eran algo que tenía ya un tiempo de haberse formado.

‌            El que tuvieran tanto deseo reprimido como para casi comerse la boca en uno de los tantos bancos de aquel solitario parque en medio de la noche, era muestra de todo lo que tenían guardado y por cuánto tiempo lo habían ocultado con la finalidad de no entorpecer el flujo de su tan apreciada amistad y de no ocasionar ningún inconveniente que acabara por alejarlas definitivamente. Sí, cada una temía por las consecuencias de acciones que, de no haber estado en ése lugar y no tener la cantidad de alcohol, y helado, que ahora fluía libremente por sus respectivos organismos, nunca se hubieran llevado a cabo.

‌            El beso continuó igual de apasionado y desesperado, prueba suficiente de cuánto habían deseado aquello en el más profundo y cauto de los silencios. De alguna forma, y antes de que se dieran cuenta, ya Rika se hallaba recostada en el banco con Momoe encima de ella. Sus manos inquietas recorrían y apretaban las piernas de la rubia que, firmes y enfundadas en sus característicos pantalones ajustados, le rodeaban la cintura a Momoe. El banco había resultado ser más espacioso de lo que pensaban.

‌            Pero, como nada dura para siempre, ya que el lugar no era el indicado y tenían que respirar, optaron por separarse. Al percatarse de la posición en la que se encontraban, Momoe retrocedió de inmediato, como si el la ex Idol quemara o algo parecido. Aunque, en cierto modo, así era.

‌            —Wow —expresó Rika, incorporándose, mientras se limpiaba la boca con el dorso de la mano y luego daba una profunda bocanada de aire.

‌            Su pecho subía y bajaba constantemente, con agitación. Llevó ambas manos a su cabello y empezó a arreglarlo tanto como pudo. El verse despeinada en un lugar público no era algo que le hiciera mucha gracia a una chica que cuidara tanto de su apariencia como ella.

‌            —Sí, wow —apoyó Momoe.

‌            No se hallaba tan agitada como Rika, pero sí que estaba tan o más nerviosa como ella. Acomodar su suéter y arreglar su cabello no fue algo tan complicado. Cuando hubieron retomado el ritmo normal de sus respectivas respiraciones, con una mirada pícara y esbozando una sonrisa que le daba muy mala espina a Momoe, Rika comentó:

‌            —Deberíamos volver a casa —sugirió y se ajustó la garantilla negra que siempre llevaba—. Ya sabes, podríamos terminar lo que empezamos aquí...

‌            Momoe frunció el ceño al escucharla y se sorprendió al pensar que no era una mala idea. Acababa de darse uno de los mejores besos de su vida con la chica de la que se había prendado en ése tiempo, lo que Rika acababa de decirle era una oportunidad que no muchas podían tener.

‌            En un débil intento de no pensar en ésa propuesta, que se le hacía tan increíblemente tentadora, miró la hora en su celular. Eran las ocho de la noche. Tenía que pensar con cabeza fría. En dos días habría un examen sumamente importante, además de complicado, y sólo pudo comenzar a estudiar desde el día de ayer debido a que estaba concentrada en una evaluación anterior. Cabe destacar que pudo aprobarla.

‌            Era momento de volver, cenar y dedicarse a estudiar para lo que venía.

‌            —Lo siento —Momoe se incorporó de su lugar—. Pero si volvemos a casa, no creo que tenga tiempo para... ése tipo de cosas. —Esbozó una pequeña sonrisa de disculpa—. Tengo un importante examen dentro de poco y es necesario que estudie arduamente. Ya sabes, el tema es algo extenso y...

‌            —Sí, sí, ya entendí —suspiró Rika, resignada. Había recogido su cabello rubio en una bonita cola de caballo—. Entiendo, sí, entiendo. Nos vamos entonces —se incorporó de su lugar y estiró un poco las piernas.

‌            En silencio, ambas se dispusieron a recoger la basura que habían dejado caer en el lugar. El tarro de helado vacío junto con las cucharas y vasos de plástico, fueron a parar en su respectivo bote de basura. La botella de vino, que era de vidrio, fue colocada en el bote destinado a este tipo de material.

‌            Al terminar con la limpieza del lugar, ambas tomaron el camino de regreso. Mientras caminaban una al lado de la otra, y con mucha paciencia, Rika observó el cielo estrellado y una cuestión surgió en su mente.

‌            —Oye, Momo.

‌            —¿Qué ocurre?

‌            —Somos novias ahora, ¿no?

‌            Al ser tomada por sorpresa, la reacción de Momoe fue la de dar un pequeño respingo, además de sentir escalofríos.

‌            —S-supongo que sí. —se animó a responder la más alta del grupo. Intentaba no mirar a la más baja directamente—. Acabamos de besarnos, eso debe contar...

‌            —No —Rika siguió mirándola con el mismo interés y fijeza—. Aún no lo has pedido oficialmente.

‌            —¿Yo?

‌            —Ajam —Rika movió un poco los hombros y pasó una mano por sus rubios cabellos, claramente nerviosa—. Pero tampoco es obligatorio. Es decir, no tienes que ser tú quién lo pida. Yo podría...

‌            —Rika —ambas se detuvieron en uno de los cruces. El semáforo indicaba que cruzar la calle no era lo más prudente en ése momento—. La primera vez que te vi, me pareciste una chica muy linda, atractiva. Aún cuando eras una especie de egocéntrica inmadura que se refería a sus amistades como "billeteras".

‌            —¡Oye!

‌            —Pero fuiste cambiando con el paso del tiempo —prosiguió, ignorando la queja de la ojiazul—. Te hiciste más tranquila, menos egocéntrica y dejaste de llamarnos "billeteras". Incluso ya no pareces tan inmadura y hasta eres responsable, me lo has demostrado con el interés que pusiste en la universidad.

‌            —Momoe...

‌            —Eres increíble, Rika —sonrió con suavidad, estaba muy tranquila; ya parecía estar del todo sobria—. Y eso es precisamente lo que más me gusta de ti, que eres increíble.

‌            Rika no encontraba que decir o qué hacer, aquellas palabras por parte de la pelirroja estaban pegándole muy fuerte. El rostro le ardía, y mucho.

‌            —Kawai Rika… —la miró a los ojos y el semáforo cambió de color sin que ellas lo notaran—. ¿Quieres ser mi novia?

‌            —Vaya —sonrió ampliamente con las mejillas iguales o más arreboladas que las de su pelirroja—. Que obediente eres, Momoe.

‌            —Rika —masculló Momoe con voz amenazante.

‌            —¡Solo bromeo! —Y se rascó la cabeza con insistencia—. Bueno, si me lo pides de esa forma,  creo que no puedo negarme...

‌            Momoe la miró mal sin decir nada al respecto.

‌            —Último chiste, ¡lo juro!

‌            —Ajam —Momoe observó el semáforo, estaba cerca, otra vez, de cambiar de color y así podrían cruzar—. Aún no me das una respuesta a lo que te propuse.

‌            —Oh, cierto —respiró profundo y se palmeó las mejillas—. Sí, Momo. S-Sí...eh...sí quiero ser tu novia.

‌            —Eres tan adorable cuando tartamudeas~ —bromeó Momoe.

‌            —¡Momoe!

‌            —Jeje, lo siento. —se encogió de hombros—. Dando y dando, ¿no?

‌            —Sí —Rika guardó silencio un momento—. Eh… tú también serás mi novia, ¿verdad?

‌            —Creí escucharte decir que ya no harías más chistes —una venita palpitaba en su frente.

‌            —Oh, cierto. Lo siento, mi error. ¡Pero tú también bromeaste!

‌            —Sí, claro —el semáforo cambió nuevamente y, ésta vez, si aprovecharon y cruzaron la calle.

‌            —Entonces, oficialmente, somos una pareja —comentó Rika, acercándose más a la ojiverde y aferrándose a su brazo.

‌            —Sí —Momoe parecía más radiante en ese momento—. Ahora lo somos...

‌            Y siguieron caminando en dirección a la casa de la pelirroja, aferrada la una a la otra, hasta perderse en la oscuridad de la noche.


‌Fin

Vino y helado || Momoe x RikaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora