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A sus 26 años, los dos adultos jóvenes, acababan de cumplir dos años de casados y en su matrimonio no habían quejas.

O bueno... En realidad había una.

Jaemin ya no quería cuidar periquitos viajeros en su ventana, ni darle más comida a las palomas del patio al final de las tardes, ni pasear al perro de RenJun y comprarle ropa como si fuera su sobrino. Sentía una creciente necesidad de sostener algo más genuino, más propio de él, de Hyuck... Quería una vida que valorar como si lo fuera todo, y estaba tan dispuesto a dedicarse a ello, aún si ser editor le consumía las ganas de vivir. Siempre estaba Haechan para recargarselas sin darse cuenta, pero quería una marca de su vida juntos, bajo los cimientos de su hogar.

Se habían mudado a una casa, tenían tanto espacio para gastarlo como quisieran. Donghyuck estaba fascinado desde que tocaron el picaporte el día que la conocieron, ya no eran taan jóvenes.

¿Por qué de repente ya no sonaba catastrófico y aterrador la frase "dedicar tu vida a criar"?

Supo que Haechan era el amor de su vida, pero poco después de casarse también lo vió correteando con su sobrina. Observó sus labios en una curvatura ascendente, con la sonrisa más tierna. Dejarse pintar las uñas, ponerse una corona, andar en los tacones de su hermana solo para complacer a la pequeña... En un instante vió tanto potencial para llenar de amor toda una familia con sus acciones. Antes solían bromear diciendo que sería terrible la situación y que serían unos padres pésimos, pero... ¿Eso seguía siendo cierto? Jaemin ya no estaba seguro.

En su mente divagaban meses después, momento al azar dónde compartían con un niño... O una niña, o dos pequeños bebés incluso. Era soñador, pero al expresarselo a su esposo, casi lo vió esconderse tras el armario.

"¿Sabes? Cariño... Quisiera tener un hijo. Tú entiendes, eso... Ya sé que no hay manera de salir embarazados, si, lo sé, pero... He pensado que si adoptamos... Existen otras vías para tener un bebé, aunque yo creo que darle una vida mejor a quien ha esperado por una, podría ser más significativo para ambos, ¿Tú quisieras compartir eso conmigo? Entendería si no estás en sintonía con esa idea, claro."

Eso fue dos meses atrás, ¿Y cómo reaccionó el moreno?

Estaba en shock. Era difícil imaginar que ese pensamiento viniera del chico que más se negaba a esa realidad paternal. Sintió terror con la propuesta, porque no era tan sencillo... ¿Estaba preparado para esa responsabilidad? Su pareja lo miraba más convencido de lo que él lo estaba al escuchar todas las cualidades que lo harían un gran padre.

Al menor se le iluminaba el rostro cuando veía un niño cerca. Dejaba a Hyuck pensando en lo lindo que lucía cuando hablaba del tema, y sus actitudes conjuntas a eso le daban una sensación de alegría. Así fue como decidió darle una oportunidad a la vida familiar.

Una mañana de Abril visitaron una casa de adopción fuera de la ciudad. Esto lo consiguieron pasando numerosas pruebas que exigían una fuente de ingresos estable, la suma exacta de sus salarios, las condiciones de la casa, seguro de vida, pruebas psicológicas y una entrevista con una intensa mujer de Servicios Sociales, que resultó ser gentil al finalizar, asegurándoles que "debía ser meticulosa y seria, por el buen futuro que pudiera deparar a esos infantes."

Era un lugar bien cuidado, pero bastante modesto. No se estaba cayendo la estructura ni nada parecido, pero habían los muebles contados, repisas con vasos de plástico y platos del mismo material. Pensaron que podía ser para evitar accidentes, mientras eran guiados por cada espacio.

"Ensueño"/NaHyuck. OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora