Capítulo 3

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Cuando Draco vuelve a levantarse, de pie frente al vil y resplandeciente giratiempo, está tan cansado que se siente enfermo; como si hubiera estado sobreviviendo a base de café negro, pociones fuertes y siestas cortas durante unos cien años, y eso parece una excusa tan buena como cualquier otra para ir de vuelta directamente a la cama - aunque no va de vuelta, exactamente, ya que no durmió nada la noche anterior. Parece que incluso ahora, incluso sin estar allí, Potter todavía tiene el poder de joderlo.

Y si obligarse a sí mismo a pasar toda la noche despierto, rompiéndose la cabeza con dudas morales - ¿Necesita ser perdonado? ¿No salvó a Potter del Señor Oscuro? ¿Su madre no lo salvó también? ¿No es eso jodidamente SUFICIENTE? - no lo está jodiendo, Draco no tiene idea de qué lo está haciendo.

Potter - piensa, tratando de no partirse la cara en un enorme bostezo - puede simplemente perderse hoy, con su perfecta moral y su santurrona comprensión de lo que está bien y lo que está mal. Él, Draco, ha tenido suficiente.

Se mete en la cama y se queda dormido casi de inmediato. No sueña con absolutamente nada, lo que hace todo aún más alarmante cuando se despierta sobresaltado, con el corazón latiendo a toda velocidad y con su madre - de cara pálida - inclinada sobre él y sacudiendo su brazo.

"¿Qué sucede?" pregunta, de pie en un instante, su varita en mano. "¿Dónde está papá?"

Su madre le parpadea y Draco se da cuenta de que está siendo muy tonto. "En el Palacio de Westminster", dice, "¡donde deberías estar desde hace diez minutos!"

No puede pensar en una manera de decirle que no, que está bien si se lo perdió, al fin que lo volverá a hacer mañana - porque no tiene sentido dar el discurso si no ha encontrado una manera de mantener a Potter sentado durante todo el proceso; y ya es demasiado tarde, ¿no? Así que se queda ahí, como si volviera a ser un niño de tres años, mientras la experta magia de su madre lo rodea - lo limpia, lo arregla y lo viste en menos de treinta segundos. Ella termina y lo besa en la frente. "Buena suerte, querido", dice con cariño y le da un pequeño empujón. Parece grosero no Aparecerse de inmediato.

Trastabilla en la Galería Real, casi chocando con Potter, que está justo delante de él; parece que no es demasiado tarde, después de todo. "Potter", lo llama, sin aliento. "¡Harry!"

Y Potter se gira al oír su nombre, y Draco no puede procesar la expresión de su rostro. Está demasiado cansado, harto y quiere que todo eso termine. "Vas a odiar mi discurso", dice simplemente, porque es la verdad. "Pero, por favor - por favor - no te vayas a la mitad del evento. Te lo explicaré todo después. Por favor". Y no tiene tiempo para esperar y discutir con él - si es que realmente va a dar el puto discurso - así que pasa a toda velocidad por delante de Potter y sus amigos. Por algún milagro, Weasley no intenta hacerlo tropezar - y corre hacia la Cámara, deteniéndose justo en la entrada para darse la oportunidad de calmarse antes de entrar.

Unas respiraciones profundas más tarde, entra; su padre - ya sentado - le da una mirada aguda, pero no dice nada y le aprieta el hombro, como diciendo: Está bien, hijo, incluso si sus pensamientos reales, Draco sospecha, están más en la línea de: ¿DÓNDE DIABLOS HAS ESTADO?

Para cuando Draco se levanta a dar su discurso, ya está convencido de que es más probable que Potter se vaya esta vez, ahora que ha sido advertido. Estará sentado allí, retorciéndose, listo para levantarse e irse ante el menor indicio de algo desagradable. El hecho de que Draco haya dicho 'por favor' - y más de una vez - seguramente le ha indicado que el contenido del discurso será realmente vil. Draco no puede soportar mirarlo, así que fija su atención firmemente en los presentadores anteriores a él, y luego, cuando es su turno, trata de relajarse en una seguridad vieja, rutinaria y bien practicada, asegurándose de no mirar en la dirección de Potter, en caso de que eso lo desanime.

✧Tea and no sympathy✧ - drarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora