"Solo Un Polvo" -Octava Parte: Las reglas se hicieron para romperse.

431 52 9
                                    

Los días fueron pasando y por alguna extraña razón no logro sacarmela de la cabeza. Está incrustada en ella y al parecer pretende permanecer así.

Han pasado exactamente 7 días desde la última vez que la ví. Una semana en la cual no he dejado de pensar en ella y en la cual no he podido saciarme sexualmente. Su rostro y sus gemidos están grabados en mis pensamientos. Una semana y todavía la sigo esperando idiotamente. Pensé que al día siguiente ella me buscaría para repetir lo que pasó esa tarde en aquella habitación de hotel. Pensé que me buscaría para rogarme el volver a estar con ella, pero los días pasan y al parecer eso no tiene intención de suceder.

Pero de algo estoy seguro.

Estoy apunto de romper mi principal regla; no repetir. Y lo que más me desconcierta es que soy yo el que quiere revivir ese momento rompiendo mi regla más importante.

-¡Demonios!

He estado esperando demasiado tiempo, hubo veces en dónde me despertaba a media noche por haber tenido sueños subidos de tono con la Hyuga mientras suspiraba mi nombre.

Pero no estoy dispuesto a seguir esperando.

Luego de debatirlo mentalmente por un par de horas, tomo la decisión de seguir adelante. La buscaré lo antes posible para repetir lo que ya varias veces me a mentenido quitándome el sueño.

.
.
.

Camino tranquilamente por los pasillo del instituto viendo como muchos chicos de mi edad conversan tranquilamente en la hora del receso, muchos me miran otros me ignoran. Me detengo en un lugar en específico y espero de manera paciente hasta que la persona que espero haga su aparición, que por lo que veo será tardía.

Los minutos pasan y estoy dispuesta a irme del lugar, pensando que mi torpe novio se olvidó de que habíamos quedado de vernos hoy en la mañana. Me volteo retomando mi caminar cuando unas manos me sujetan de la cintura abrazándome de manera protectora, haciéndome así imposible la intención de irme del lugar.

Me volteo con una pequeña sonrisa, para luego de eso mirarlo a los ojos perdiéndome en ellos por un instante.

Instante que aprovecho para recorrer su cuerpo con la mirada, él presenciando mi actuar también sonríe de lado haciendo exactamente lo mismo que yo hace un momento.

Después de bucearnos mutuamente, él aprieta su agarre en mi cintura provocando que la pequeña sonrisa de mi rostro se ensanche por su mirada.

Adoración es lo primero que veo en ella, luego de eso le sigue cariño y comprensión pero lo que hace que mi corazón de un vuelco es otra cosa. Lo último que distingo en su mirada es amor.

Y sí, amor del bueno. Ese que solo él y yo nos tenemos.

Mis manos viajan desde mis costados a sus mejillas acariciando de manera lenta y suave la piel que se encuentra debajo de mis palmas.

Nos acercamos de manera lenta pero segura, adorando cada segundo de lo que esta bella tortura nos hace experimentar.

Nos besamos de manera lenta. Sin prisa y sin miedo a que nos observen, disfrutando de la sensación que es rozar nuestros labios de manera tan dulce y tierna. Cosa que solo puedo hacer si es con él.

El beso sube de intensidad. Volviéndose así más salvaje y apasionado.

Mis manos viajan desde su rostro hasta su cuello, en dónde me dedico únicamente a acariciar y jalar sus gruesas hebras de cabello. Su cabello tan rojo como la sangre misma.

Seguimos así por segundos en los que para mí fueron horas, solo separando nos por la falta de oxígeno en nuestro sistema. Mantenemos nuestras frentes unidas mientras tratamos de estabilizar nuestra respiración. Sonríe, y con eso yo lo hago inmediatamente, luego de haber concluido con nuestro pequeño saludo.

Mantengo mis orbes cerradas tomando grandes bocanadas de aire para luego de eso disponerme a hablar.

-S-sabes que n-no...me gusta esperar. -Y eso parece darle gracia ya que sonríe de manera amplia.-

-Lo sé, y a mí tampoco me gusta hacerte esperar, pero tuve un pequeño inconveniente antes de venir hacia acá.

-¿Mmm? ¿Qué clase de inconveniente mapache? -Le pregunto con curiosidad.-

-Nada importante mi luna. -Le resta importancia a lo que yo le alzó una ceja haciéndole saber que tiene que decírmelo le guste o no.- Bien, sólo me encontré con la Yamanaka y tuve que dejarle algunas pequeñas cosas en claro antes de venir a reunirme contigo ¿Contenta mi amor? -Y con eso sonrió satisfecha, me encanta que no pueda negarme nada aunque trate de hacerlo, cosa que aunque yo lo niegue constantemente me pasa exactamente lo mismo.-

-Mucho, ahora ¿Qué era eso que tenías que hablar con la rubia oxigenada esa? -Le cuestiono, ya que si mal no recuerdo la Yamanaka fue uno de los tantos polvos que ha tenido mi novio durante nuestra relación.-

-Solo tonterías, que como siempre jamás me imaginé que salieran de la boca de esa rubia, perece media tonta. -Me explica rodando los ojos.-

-¿Qué tonterías? -Le sonrió divertida, ya que sospecho lo que esa rubia hablo con mi novio. Cosa que ya han pasado varias veces.-

-La curiosidad mató al gato mi luna. -mi sonrisa se ensancha.- Primero que nada, me dijo que me extrañaba, lo segundo que dijo fue que quería repetir lo que pasó entre nosotros hace algunos meses, y por último se puso histérica cuando se enteró de que yo tenía novia.

-¿Enserio? -Y sí, era lo que esperaba.- ¿Qué le dijiste amor? ¿Fuiste tú él que le dijo que ya tenías dueña?

-Pues lo primero que le dije fue que yo jamás repito; obvio, y sí, también fui yo él que le dijo que ya tenía novia. Y no sabes cómo se puso. Dijo que yo la había engañado, que seguro mi novia era una tonta estúpida la cual no sabía de los cuernos que yo le estaba poniendo, ¿Y sabes qué más me dijo? Me amenazo con decirte la verdad para que me dejaras ¿Puedes creerlo? Esa chica si está loca.

-Lo único bueno de esto, es que tú sabes que tienes la mejor novia del mundo. No te preocupes por la Yamanaka, yo sabré como manejarla, aunque me divertiré un rato haciéndole creer que su plan obtuvo efecto, pero tú tranquilo, no tienes de que preocuparte.

-Es que no lo estaba. -Me sonríe de lado.-

-Pues mucho mejor para tí.

Y con eso, juntó nuevamente nuestros labios en un beso cargado de deseo y desesperación.

Nos perdemos durante algunos segundos en el sabor del otro, explorando cada rincón de la boca contraria hasta que una voz masculina nos interrumpe de manera consiente; osea, que ese era su propósito al abrir la boca. Su voz se escucha un tanto tensa y molesta lo cual no entiendo a decir verdad, aún así, mi pareja y yo nos separamos de manera lenta, disfrutando por un momento más de el final de nuestro pequeño acercamiento amoroso.

-Tenemos que hablar Hyuga.

"Solo Un Polvo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora