El dolor de cabeza que tenía le hacía retorcerse en su cama mientras sentía cómo el calor se extendía por todo su cuerpo. La fiebre estaba subiendo. Él sabía que no se encontraba bien.
La luz del sol que reposaba en la ventana le molestaba, así que se levantó lentamente de la cama para cerrar la persiana, soltando un suspiro pesado al sentir una punzada en la cabeza. Odiaba todo lo que estaba pasando; para él, era más que suficiente el dolor en su pecho desde aquella noche. Caminó hacia el espejo, contemplando su rostro reflejándose en el vidrio durante un momento.
—Definitivamente, estoy hecho un desastre —murmuró para sí mismo. Soltó otro pesado suspiro, tocando su desordenado cabello negro. Las ojeras que descansaban debajo de sus ojos daban a saber la mala noche que pasó.
El dolor de cabeza se intensificó al escuchar su teléfono vibrar por una llamada. Contestó de mala gana, esperando que hablaran al otro lado de la línea.
—¡Hermano! Por fin contestas. Me estabas preocupando, te estuve enviando mensajes todo el día. —La voz de su hermana le estaba causando más dolor de cabeza, de una forma literal.
—Lo siento. Estuve descansando —respondió vagamente el pelinegro.
—Entiendo. La verdad, es que también quería preguntar sobre Will.
—No puedo responderte nada sobre él —interrumpió el pelinegro, tratando de evadir la conversación.
—¿Tuvieron una pelea?
—Charlotte, no tengo ánimos —Demian ahora no sabía si le dolía más la cabeza o el pecho.
—Will ha renunciado. —Ambos se quedaron en silencio. —¿Sabías eso?
—No. —Respondió confundido. —¿Ustedes hablaron?
—Él llamó —dijo Charlotte antes de quedarse callada durante un momento, tratando de entender la situación. —Pelearon esa noche, ¿no? —Su voz sonaba preocupada.
Su hermana estaba preocupada por él, o tal vez por Will.
—Sí —soltó el pelinegro de manera pesada—. He sido un tonto.
—Hermano. Puedes contarme. —Estaba débil, lo sabía. Él mismo sabía que no podía ocultar el dolor, nunca pudo hacerlo.
—Nunca he sentido este dolor en el pecho, incluso parece ser más fuerte que el que sentí en la muerte de nuestros padres. —Hizo una pausa, tratando de calmar su voz. —Will. A él le he ocultado muchas cosas. Creía que podía ayudar si él no se preocupaba. Yo siempre pensé que podía ayudarlo. Pero incluso así lo perdí. Nunca puedo hacer las cosas bien, yo siempre creo que hago algo correcto, pero es todo lo contrario. —El silencio que se había formado era fastidioso. Demian no quería seguir hablando, pero ahora simplemente no podía parar. —A veces me siento inútil. Siento que no puedo ayudar como yo quisiera. Soy bueno escuchando, pero me siento inservible al no hacer nada más por los que amo.
—Demian... —La voz de su hermana le hizo sentirse expuesto. Estaba diciendo muchas cosas que se había guardado para sí mismo, y eso era malo para él. —Hay veces que escuchando haces mucho. No siempre las cosas saldrán como quieres, no siempre tienes que hacer algo para decir que realmente fuiste de ayuda. A veces creemos que las cosas que hacemos son correctas, pero no es así. Muchos temen a fracasar, a fallar y saber que nos hemos equivocado al pensar algo; pero podemos arreglarlo. Tú puedes arreglarlo. ¿No lo crees?
—Yo... solo quiero que Will me perdone. Quiero volver a verlo, al menos una vez. No importa si ya no quiere estar conmigo, solo quiero saber que está bien, y que podemos arreglar esto de una buena manera. —Estaba cansado, ahora sí se encontraba cansado. —Quiero arreglar esto.

ESTÁS LEYENDO
𝐓𝐮 𝐜𝐨𝐦𝐩𝐚ñí𝐚
RomanceWill quería un trabajo para poder salvar a su abuela, mientras luchaba con sus pesadillas, y Demian estaba cansado de escribir cosas de amor sin aún conocerlo. ¿Y si lo único que necesitarán es la simple compañía del otro?