Domingo

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-NO TE ACOSTARAS CON UN VARON, COMO CON UNA MUJER; ES ABOMINACIÓN

Levítico, 18:22

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Y por fin llegó, el ultimo de día de Semana Santa, el último día que te vería, ahora tendría que esperar otro largo año hasta volver a saber de ti, aunque ahora por lo menos tenia una certeza, y esa era que al igual que yo, tú me amabas, y me ibas a esperar otras tres estaciones hasta que la primavera vuelva a tocar mi pequeño mundo.

No tenía idea alguna del porque ahora mis aspiraciones había tomado un rumbo distinto, pues hace unas semanas, me emocionaba el hecho poder ser un gran Arquitecto y trabajar en la compañía con papá, pero ahora solo quiero crecer, formarme como un hombre digno y merecedor de ti, quiero ser el mejor compañero de vida, aprender día a día sobre ti, contar los pequeños lunares de tu espalda y sobre todo, ganarme tu completo amor y entrega, tenerte solo para mí. Porqué si, ahora tú eres mi meta en la vida.

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La mañana de domingo nunca había sido tan odiada y despreciada, la cuenta regresiva iniciaba. Mi corazón dolía como cada año, era una sensación como mil puñaladas. Aunque ahora, por alguna razón extraña, todo era más intenso y vivido. 

La necesidad me consumía, quería salir corriendo rumbo a tu casa, preparar unos hot cakes y desayunar a tu lado, quería que me abrazaras y susurraras al oído cosas bonitas, que me dijeras que todo estaría bien, incluso por más loco que suene, quería que me llevarás a la iglesia, aquella que fue testigo de nuestro amor, y ante los ojos de Dios, me juraras amor eterno, sabiendo así que los dos estaríamos bien.

Pero dime, ¿Cómo podria hacer para que no te olvides de mí?

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—Yo creo que Alphard esta siendo dramático como siempre — Dijo Druella mientras servía más puré en su plato

—Lo sacó de parte de la familia de Irma, la mía jamás haría algo así— Molestó Pollux golpeando la mesa — ¿Dónde esta Orión?

—Fue a supervisar un proyecto, salió desde temprano— Respondió  Sirius quién entró al comedor, siendo recibido por las miradas asesinas de sus familiares.

—Debiste haber ido con él— Tío Cygnus bajo su periódico y lo apuntó con su tenedor —El siguiente heredero tiene que saber por donde van los negocios y como manejarlos—

—Yo me ofrecí a acompañarlo pero tú no me dejaste— Dijo un poco tímida Narcissa

—Cuando seas un varón podrás ir querida—

—Tú siempre tan gracioso querido padre— Narcissa apuñaló su desayuno, con una mueca en su rostro mientras hablaba entre dientes.

"Es una idiotez que no dejen a tus primas heredar algo de las acciones, me enferma que Cygnus piense así", mi padre adoraba charlar sobre negocios con Narcissa, ella era una mujer inteligente y sumamente calculadora, lo cual le daba un sexto sentido para los negocios.

Tío Cygnus nunca dejaría a ninguna de sus hijas manejar cualquier cosa que tuviera que ver con los vienes familiares, "Eso es cosa de hombres", suele decir cada que alguna de sus hijas intenta pelear por su derecho como Black, incluso sus próximos matrimonios parecía, serían alianzas entre asociaciones, que uniones por amor.

Rodee los ojos y continúe separando mis verduras, pues prefería comerlas por separado que todas revueltas, y de preferencia sin zanahorias. Prefiriendo ignorar la conversación sobre asuntos maritales y demás, realmente no tenía ganas de discutir sobre eso y prefería sólo asentir y darles por su lado.

Una sola vez. . . || Sirius BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora