Capítulo 8

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8. El regalo de Sizhui.

Las noticias dentro del mundo de la cultivación corrían más rápido que el agua en los muelles de Yunmeng.

— Iremos a Lanling.

— ¿Eh? -el desconcierto se apoderó de Sizhui-.

— Tú no, solo tu padre y yo.

— Pero...

— A-Yuan, sé que eres muy bueno para ayudar a tu tío abuelo.

— De acuerdo.

— Regresaremos después de que se esparzan las cenizas de los cuerpos.

— Mn.

— Por favor que Jingyi no haga desastres.

— No te aseguro nada.

Wei Ying le dio un beso en la frente a su hijo, y ambos salieron del Jinshi, con dirección a la entrada de los recesos de las nubes. En el lugar ya se encontraban tres imponentes figuras.

— Hora de irnos -dijo Xichen-.

— Mn.

— Por favor cuida de todos A-Yuan.

— Lo haré tío.

Después de unas cuantas despedidas, los tres abandonaron los recesos de las nubes, y volaron en dirección a Lanling.

— Sizhui, ayúdame a transcribir algunos pergaminos -pidió Qiren-.

— Por supuesto.

Toda la tarde el joven azabache se la había pasado encerrado en la biblioteca transcribiendo más de un pergamino. En su mente rondaba siempre el mismo pensamiento. "¿Cómo estaría Jin Ling?".

Solo habían pasado un par de semanas desde que el castaño le envió aquella caja de comida con bollos rellenos de piña, unos muy exquisitos. Sin embargo, la noche anterior les había llegado la noticia de que los líderes de la secta Jin habían muerto en una discusión de ambos. A pesar de que la situación era un poco extraña, tenía un poco de sentido. Una de las sirvientas afirmaba que la su Madame Jin había bebido veneno y después de eso había apuñalado a su esposo.

— Sizhui, Sizhui, Sizhuiiii.

Un Jingyi agitado llego casi tropezando hasta donde se encontraba el joven azabache. El rostro de Jingyi era más blanco de lo normal, cosa que alerto un poco al contrario.

— Jingyi, tranquilo, ¿Qué ocurre?

— Hay, hay una emergencia. Algo está atacando la ciudad Caiyi y el gran maestro dijo que vayamos de inmediato.

— De acuerdo.

Ambos chicos salieron del pabellón de la biblioteca, reclutaron a algunos discípulos y fueron con rapidez a atender aquel llamado.

Una vez en la ciudad de Caiyi, se encontraron con un par de demonios acuáticos. Con talismanes y redes atrapa espíritus lograron controlar la situación.

— Esto es extraño...

— Sí, Sizhui, esos demonios eran algo feroces.

— Y es un poco temprano para que ataquen de esa forma, además algo debió de alterarlos.

— Cierto, escuche que una gran flota de barcos había sido emboscada cuando iban a los embarcaderos para descargar.

— Podemos investigar, pero lo mejor será que lo hagamos mañana, vayamos a casa.

— De acuerdo.

— Lan Sizhui.

Un discípulo se paró frente ambos chicos e hizo una rápida reverencia.

𝑨𝒍𝒊𝒂𝒏𝒛𝒂 𝒅𝒆 𝒔𝒆𝒄𝒕𝒂𝒔. •𝒁𝒉𝒖𝒊𝒍𝒊𝒏𝒈•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora