36. - Uno más.

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Julieta se encontraba caminando de un lado a otro, su ya abultado estómago no aguantaba más, ella tampoco creía soportar más.

Una contracción más le avisaba que estaba a punto de dar a luz, sentía felicidad y frustración al mismo tiempo.

Finalmente había decidido ser valiente, los primeros meses fueron dolorosos. Tuvo que dejar de hacer ciertas cosas, logró graduarse como era su sueño, pero no trabajar donde quería.

Durante el tiempo que tuvo que ir a presentar sus exámenes finales, su pancita de embarazo era muy notoria. Había quienes la miraban mal por seguir yendo a pesar de estar embarazada.

Otro porcentaje de las personas, eres quien admiraban que siguiera adelante y no se detuviera a pesar de que sería madre pronto.

Mentiría si dijera que le dolía ocultarselo a Sebastián, pero era lo mejor. Ella aún no lo perdonaba, el tampoco le perdonaría habérselo ocultado.

Sus amistades eran nulas, muy poco contacto con personas en común con Sebastián. Este último había logrado salvar su amistad con Jorge, pero nada era como antes.

No pasaban de unos cuantos mensajes, en cuanto a Julieta, ella ahora vivía su vida a parte de su hermano y familia.

Se habia ido a Torreón, pero había alquilado una casa ella sola. Quería trabajar pero su madre no se lo permitía, la renta cada vez era más costosa y habían gastos de más, por lo que finalmente aceptó ir de vuelta con su madre.

No le gustaba la situación, pero sabía que todo era mientras tenía a su bebé. Quizá lo están pintando como que no quiere al ser dentro de su vientre, pero desde que lo vio en el primer ultrasonido, desde que escucho su corazón latir por primera vez; cambio mucho su perspectiva de la vida.

Entendía el amor que tenían las madres, comenzaba a tener ese cariño maternal. Muchas veces se imaginó como sería tenerlo entre sus brazos, cargarlo y darle todo el amor que era para el.

Cuando se enteró de que sería un niño, comenzó a pensar seriamente en sus próximos planes. Debía elegir el nombre del bebé, quería llamarlo como su hermano, pero también como Sebastián.

Si, como el padre de su hijo. Era lo mínimo que podía hacer, Julieta estaba consiente de que no podía ocultar a Sebastián la verdad por mucho tiempo, mínimo sabía que si se llamaba como el, podría haber arreglado al menos algo.

Así lo decidió muy a pesar de Paola y su madre, no estaban de acuerdo, pero era decisión de ella. Y no, el niño no se llamaba Sebastián directamente, se llamaba Francisco, como el primer nombre del hombre que le enseño lo que es amar.

Las voces de los doctores indicándole que siguiera adelante, se escuchaban como un eco. No sabía que tanta fuerza le quedaba, pero era nula. Jorge sostenía la mano de su hermana con fuerza, le daba motivación para poder continuar con el parto pero ella parecía desfallecer.

Julieta dio el último suspiro, la última fuerza que le quedaba y entonces, escucho el llanto de su hijo.

Julieta solo sonrió al saber que había logrado traerlo al mundo, no supo más. Se desvaneció del cansancio.

Mientras tanto, Sebastián al otro lado se encontraba pensando en lo vacio que sentía el corazón. Hace meses hubiera jurado que estaría con Julieta, que saldrían a decirle al mundo que se amaban.

Cuantas veces no intentó acercarse a ella, fue a buscarla personalmente pero los Sánchez ya no vivían en la misma casa. Trato de buscarla a través de Paola, quien solo le pidió se alejara por que Julieta se había marchado de la ciudad.

Uno Más / Sebastián CórdovaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora