Ángel (Lexa)

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Adivinen quién regreso a escribir, aún así las actualizaciones no serán tan seguidas, porque estudios, aún así pueden dejarme sugerencias

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Adivinen quién regreso a escribir, aún así las actualizaciones no serán tan seguidas, porque estudios, aún así pueden dejarme sugerencias. Si ven algún error ortográfico háganmelo saber, siempre se me pueden saltar alguno.

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A todas las personas se les asigna un ángel, esto desde el momento de la concepción del niño o niña. En la mayoría de casos la gente no los ve porque a dichos seres solo se les permite hacer aparición en determinadas circunstancias, circunstancias extremas.

Y cuando esto sucede se les quita su divinidad y deberán vivir una vida ordinaria junto a su humano asignado, cuando estén cerca de cumplir su objetivo poco a poco irán cobrando su aspecto original. Y una vez cumplan aquella tarea deberán volver, el humano y todos lo que sabían de su verdadera identidad deberán olvidar todo, esto para evitar cualquier tipo de inconveniente.

En este caso la asignada para cuidar de Lexa fue T/N. El ángel debía de evitar que la Comandante muriera. 

Pero quién iba a imaginar que el vivir como humana la haría desarrollar sentimientos tan profundos como lo es el amor, algo que se la había dicho que estaba prohibido.

Aún así quién podría culparla, la gobernante de ojos verdes la hizo sentir cuidada, amada y comprendida. Lexa bajo esa fachada dura de Heda era un amor de persona.

T/N aprendió lo que era ser humana por ella, a disfrutar de las cosas sencillas, cosas como apreciar la lluvia, los ríos y demás, cosas que la T/C/O no había experimentado siendo un ángel.

T/N amaba a Lexa. Antes de experimentar esto la chica alada sintió aprecio, ya que estuvo ahí desde que la castaña era bebé, pero empezó a enamorarse ahora.

La T/C/C se guardó todos sus sentimientos mientras la ojiverde estuvo con la chica Skaikru, verlas disfrutar de su amor le hacía doler el pecho a T/N, pero no podía permitirse fallar en su cometido, solo debía salvar a Lexa, nada más que eso.

Llegó el día en el que la T/C/O salvó a la Comandante de aquella bala que estaba destinada para ella. El ángel también la había ayudado a corregir cosas que le podrían costar la vida.

Había llegado el momento en el que debía marcharse, no iba a despedirse, sabía que le dolería más, pero en sus planes no estaba que entrara cierta chica desesperada a su habitación. Giró su cuerpo y centró su vista en ella.

—Lexa ¿Cómo estás? —Le sonrió con dulzura como siempre lo hacía, trataba de disimular sus acciones.

—T/N, no te hagas la tonta, se que te tienes que ir… ¿No hay algo que pueda hacer para que esto no suceda? —La castaña se acercó peligrosamente a la chica alada.

—No hay nada que puedas hacer, Lex, nuestro Padre quiere que esté de vuelta, —T/N bajo la vista, tratando de ocultar las lágrimas que se le estaban formando en las esquinas de sus ojos—. Mi objetivo solo era salvarte la vida, a él se le hizo injusto aquel destino para tí, debes vivir hasta ser una persona mayor, junto a…

Pensar en la chica rubia hacía que el corazón de la chica ángel se apretara. No la odiaba, pero debía ser ella la que viviera junto a Lexa hasta ser viejitas, sin embargo el corazón de esta última no le pertenecía, no había esa clase de sentimientos hacia ella.

—¿Por qué esto es tan injusto? Te necesito a mi lado, eres esencial en mi vida ahora, no te vayas… —La ojiverde abrazo a T/N, apretó sus brazos como un intento inevitable de que la T/C/C no se vaya.

—Aun tienes a Clarke, a los sangre nocturna, y se que mucha otra gente te quiere, —T/N se apartó, pero aún así sostuvo las manos de la chica gobernante entre las suyas—. Se que no es el momento, pero quería que lo supieras antes de que yo me vaya, no lo recordarás así…

—¿Qué quieres decirme… —Unos suaves labios se presionaron sobre los suyos, no la habían dejado terminar. Así mismo también sintió algo húmedo.

—T/N, yo…

—Esta bien, se que no sientes lo mismo, estás enamorada de Clarke, es buena chica, sé que te cuidara bien, —las lágrimas seguían brotando de sus ojos—. Solo quería probar tus labios antes de tener que marcharme y decirte que te amo pequeña. Cuídate por favor ¿Si? 

—De acuerdo, —Lexa le sonrió.

—Aún así aunque mañana ya no me recuerdes y no me veas estaré gritandote en el oído para que hagas lo correcto y dejes de ser tan cabeza dura, —T/N golpeó suavemente la cabeza de la humana—. Adiós, Lex.

T/N se paró y se dirigió hacia el balcón. Se giró nuevamente hacia la ojiverde y nuevamente le dió un beso, pero esta vez en la mejilla.

—Adiós mi ángel, —se sonrieron una a la otra.

Y la chica alada se lanzó por el balcón tomando la forma de una pequeña paloma blanca, dejando fuera su forma terrenal y despidiéndose así de su humana, por la que había desarrollado amor.

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Alycia Debnam-Carey ArchivesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora