Conociéndonos (Lexa) | Parte 2

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Aclaraciones: en este fic no existe Monte Weather, por lo que la Gente del Cielo y los Terrestres van directamente a por el tratado de paz

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Aclaraciones: en este fic no existe Monte Weather, por lo que la Gente del Cielo y los Terrestres van directamente a por el tratado de paz. Lexa acepto por T/N, nada más.
Advertencia: T/N tendrá un ataque de pánico.

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Había pasado un tiempo desde que Lexa y T/N se conocieron en aquella celda. El resto de gente del Cielo había bajado, se vivía en armonía. Clarke y Lexa siendo los líderes habían llegado a un acuerdo para la paz, aunque parecía que algunos les costaba aceptar esto.

Gracias a llegada de estas últimas personas T/N había podido conseguir de parte de la madre Clarke los medicamentos para tratar su hiperactividad. Este medicamento le servía para controlar sus posibles ataques de irá y de pánico.

Lexa y ella habían estado bastante unidas, se podría decir que eran grandes amigas, obviamente estaba el amor, pero ninguna daba el siguiente paso, es decir confesarse.

En este preciso momento se iban a encontrar, la castaña le quería enseñar algunas cosas a la menor.

La T/C/O iba alegre en su recorrido cuando sintió un fuerte empujón, el cuál la hizo caer al suelo y del bolsillo de su chaqueta cayó un pequeño frasco con sus medicamentos. Desesperada trato de juntar el contenido cuando un pie pisoteo todo.

-¡Oye! ¿Que mierda te pasa? -T/N se paró frente a aquella persona, que resultó ser un Terrestre.

-¡Alejate de la Comandante chica del cielo! -La empujó nuevamente.

En la distancia estaba Lexa que presenciaba toda la escena, su ira crecía y crecía. Decidió acercarse hacía el sitio para detener aquello y hacer pagar a ese tipo que estaba lastimando a T/N.

-¿¡Que sucede aquí!? -Exclamó la ojiverde. Vió a la chica de la que estaba enamorada, se encontraba con algunos golpes en su brazos y parte del rostro-. ¿Que le haz hecho? -Le preguntó al hombre.

-Heda, ella intentaba envenenarte con esas cosas que están ahora en el piso -Lexa observó aquello que le señaló el Terrestre. Sus ojos se agrandaron y apretó la mandíbula al reconocer el frasco.

-Estos son los medicamentos que tiene que tomar esta chica, pedazo de imbécil. Vas a pagar por esto... ¡Guardias! -La castaña agarró con fuerza el brazo del hombre y enseguida llegaron los guardias-. ¡Llevense a este tipo a una celda! Después veré qué hago con él, -los guardias se lo llevaron. La ojiverde se volteó y no vió a T/N por ningún sitio.

La buscó por todos los sitios que podría imaginar, hasta que notó a un grupo de personas amontonadas. Se acercó y vió a la T/C/C teniendo un ataque de pánico. Con un grito Lexa hizó que todas las personas se alejaran y luego cortó la distancia con la menor.

-T/N... -Se agachó a su altura.

-D-Dejame sola por favor, -estaba hiperventilando bastante y de su rostro caían varias lágrimas-. Lex... Me siento sin aire...

-Shh... Estoy aquí pequeña, -le dió leves caricias en la espalda-. No me voy a ir a ningún lado, -T/N apoyó su cabeza en el hombro de la ojiverde. Poco a poco su respiración se fue regulando, se secó las lágrimas y una sonrisa hizo aparición en su rostro.

-Gracias Lexa, -levantó su rostro y observó a la chica Comandante-. Ahora deberé de pedirle a Abigail que me dé más medicamentos...

Las dos se observaron atentamente a los ojos. T/N desvió su visión a los labios rosados de Heda, quería probarlos, cuando levantó de nuevo la vista encontró a la chica frente a ella viendo sus labios también.

-¿Puedo besarte? -Preguntó Lexa en un susurro. La menor asintió con una pequeña sonrisa.

La mayor no perdió el tiempo y apoyó suavemente sus labios sobre los de la T/C/O, era un beso dulce, uno que habían ansiado por tanto tiempo.

-T-Te amo... -Dijó T/N cuando se separaron del beso. La castaña abrió los ojos sorprendida por aquellas palabras-. Ay no, yo... Yo lo lamento, no se que acabo de decir, está bien que no tengas sentimientos por mi, seguro que esto solo es un beso para ti... ¡Oh, maldición! Ya estoy hablando mu... -Lexa la calló con otro beso, esta vez un poco más agresivo, pero sin perder el afecto.

-Hablas mucho, pero no me quejo, podría callarte todo el día a besos. Yo también te amo, -le acarició la mejilla y le regaló una amplia sonrisa.

T/N la abrazó fuerte, y dejando más besos sobre los labios de la mayor. Y ahí estuvieron las dos niñas hasta que creyeron prudente volver a la Torre a descansar.

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¡Espero les haya gustado! Recuerden dejar sus pedidos.

Alycia Debnam-Carey ArchivesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora