Final Alternativo.

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Mamá me había estado teniendo atareado con los preparativos para la fiesta de año nuevo, el mismo 31 de diciembre se le ocurría que esta vez era a nosotros los que planearían la fiesta en casa y los Park, como siempre, estaban cordialmente invitados.

También fue mi madre quien me entregó un folleto de la nada, se abriría el parque de diversiones ese año y yo estaba más que listo para llevar a Jimin y subir por aquella emocionante montaña rusa que se veía en la imagen, no lo espere más y caminé a casa de él.

Toque varias veces, pero parecía no haber nadie, fue en la sexta vez cuando el Sr. Nam me abrió la puerta, tenía una expresión cansada y las bolsas debajo de sus ojos me decían que se había desvelado al menos dos días.

—Jimin no está, ha estado enfermo y salió con su mamá —Me dijo el Sr. Park tratando de regalarme una sonrisa que ni siquiera pasó a ser una mueca.

Con el folleto en mano me senté afuera en una banca, la noche había caído con rapidez y mi madre pronto me querría en casa. Fue el pisar de unas botas de goma lo que llamaron mi atención, mi mirada se posó sobre aquel bulto en suéteres y bufandas que era Park Jimin frente a mí, parecía haber corrido y también haber perdido un poco de aire, sin embargo, eso fue ignorado por mi presente emoción y ganas de probar cada uno de los juegos mecánicos tras de nosotros.

Sus ojos me dijeron un "Exactamente a este lugar quería venir, hoy"

—Lo sé —Le conteste sonriendo—, hoy luce especial.

Él asintió y tomó mi mano para caminar entre la multitud.

Debajo de una pequeña y mínima nevada, sintiendo el aire en mi rostro mientras me encontraba en aquel entonces en lo alto de la rueda de la fortuna, me di cuenta de una cosa.

Park Jimin era una de las mejores cosas que me habían pasado en la vida. Lo vi sacar de su bolsillo un pequeño papel y sonreír detrás de su bufanda, aunque no podía verlo, sabía que lo hacía porque sus ojos se hicieron exageradamente pequeños, me dirigió una mirada y sus ojos brillaban aún más que cada estrella esa noche, los fuegos artificiales comenzaron a sonar y nosotros teníamos la mejor de las vistas, estando en aquella pequeña cabina en lo alto de la rueda pudimos pasar el mejor momento de mi vida.

Sus pequeños ojos brillaban a más no poder y no entendí por qué estos se llenaron de lágrimas, sentía una opresión en mi pecho, intenté preguntarle que sucedía, aquel pequeño papel cayó de su mano y esta fue directa a su pecho.

—¿Jimin? ¿Estás bien? ¿Te sucede algo? —Pregunte pensando que tal vez era su leve miedo a las alturas.

Mi vista me permitió ver aquellas palabras tachadas con plumón rojo, el "conocer a mi mejor amigo", "Ir a la playa", "hacer pastelillos", "tocar un felino", "visitar un Zoológico", "ver una obra muda", "Estar en una función de circo" y muchas oraciones más eran borrosas, sin embargo, hubo una que llamo mi atención.

"Decirle te quiero desde la vista más bella"

—¿Jimin?

Él estaba en silencio y sus ojos se cerraban, escuché un pequeño sollozo y un intento de voz quebrada.

—Te amo, Yoongi.

Y no era mi voz exactamente, tomé su rostro entre mis manos y lo besé. Lo besé como jamás había besado a alguien alguna vez.

—Yoongi, te amo mucho.

Repitió Jimin, con una voz madura y sincera, llena de niñez y recuerdos a la vez, un suave tono que me recordaba todos nuestros veranos y todos nuestros otoños, una melódica voz que me hacía recordar el atardecer de la playa y el cielo estrellado de nuestras pijamadas, no sabía porque estaba llorando, tampoco por que gritaba. No me di cuenta realmente que tenía aquel papel entre mis manos y que la ignorancia en mi cabeza no me dejaba ver que era una lista de deseos, una lista de cosas que hacer.

—Te amo, Jimin. Te amo tanto, ¿me estas escuchando? Te amo.

Con debilidad, él asintió en una sonrisa, me había escuchado.

Pero pronto su alegría se borró mientras cerraba sus ojos con fuerza y se meció de atrás hacia adelante, parecía mareado así que lo sujete en un abrazo fuerte.

—Tranquilo, todo estará bien.

Moví mi mano estrepitosamente, tratando de llamar la atención, afortunadamente para mí. Parecía que alguien allá abajo se había dado cuenta, y cuando menos lo espere, el hombre de la maquina ya se encontraba abriéndonos la puerta.

El Sr. Nam apareció preocupado junto con mi madre.

—¡No puede respirar bien! —Exclamé tratando de no desesperarme, lo último que quería era poner ansioso a Jimin también.

—¡Ya lo tengo! —Pronto la señora Eunbi apareció empujando a cuantas personas se le pusieran en frente, agitando en lo alto un aparato en su mano, un inhalador.

—Vámonos, vamos al hospital —El sr. Namjoon dejó que su esposa abrazará a Jimin y le diera el aparato, indicándole a un debilitado Jimin con una voz suave como inhalar.

Ni siquiera me di cuenta que estaba llorando mientras miraba la escena hasta que mamá limpió con un pañuelo mis mejillas.

—Esta bien, cariño, Jimin tiene una deficiencia cardiaca pero esta controlado, no te preocupes, irá al hospital por su presente recaída, pero podrás verlo pronto.

Mi corazón se apretó en mi pecho, haciéndose cada vez más pequeño, deficiencia, deficiencia cardiaca. Por alguna razón, sentí que, en otra vida, en otro mundo, esta situación hubiera sido diferente, y me permití llorar por eso.

Lloré todo el camino a casa.

Lloré por mí, lloré por Jimin, lloré por todos aquellos amores que quedaron perdidos y en el olvido, por los te amo nunca escuchados y nunca dichos, lloré por los desamores que una vez lo fueron todo y terminaron siendo nada.

Pero, sobre todo, lloré porque a los dos días Jimin se encontraba nuevamente en mi puerta, algo débil, pero sonriendo, siempre sonriendo. Con su playera favorita y su gorro de los con el signo de pesos bordados.

Lo abracé y lloré nuevamente como lo había estado haciendo desde hace tiempo atrás.

A 2 de enero de 1993, nosotros comenzamos a salir oficialmente, y lo demás... fue historia.






-Susy

1993 [YoonMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora