Annabeth Walker es la chica del que no se sabía de su paradero en los tiempos de Voldemort, exepto por tres personas en particular.
Si bien había estudiado en Ilvermorny. En su quinto año había llegado siendo una más de los alumnos de Ravenclaw, logrando así llamar la atención de cierto Slytherin, por tan raro que sonara, ya no le prestaba tanta atención a Lily Evans como a aquella chica.
Cuando se le acercó en su hora libre, el mismo Severus se encontraba desconcertado al ver como la joven de cabello rubio se encontraba frente a él con timidez.
— ¿Tú eres Severus Snape? — Las mejillas de la chica se sonrojaron sutilmente al hablar, no acostumbraba a estar con chicos muy a menudo.— Soy...
— Se quien eres —, el pelinegro la corto bruscamente, no era muy común que chichas hablarán con él, aparte de Lily.— ¿Que quieres?
— Yo... Verás, esto es muy poco común, por lo que me han dicho... — suspiro moviendo sus manos nerviosa— Pero necesito ayuda en pociones...
— ¿Una Ravenclaw pidiendo ayuda? Vaya, siempre pensé que eran los correctos de la escuela e iban por ahí presumiendolo — Su voz tenía una pizca de burla logrando que el entrecejo de la joven se frunciera —, ¿por qué no vas con Lupin? Creeme, será más agradable. — Se volteo en la dirección anteriormente pero se detuvo al escuchar su voz.
— Es que ya le pregunté, pero Sirius Black —, hizo una mueca —, no me cae tan bién. En serio necesito tu ayuda —. Se acercó a su lado, — He estado semanas sentada en mi habitación con el caldero y el libro abierto frente a mi pero nada bueno sale, solo explosiones... No quiero desaprobar esta materia y volver a casa — Severus podía notar la desesperación de la chica.
Debía de admitir que muchas veces la observado desde lo lejos pero nunca se acercó a hablarle, una que otra vez Lily comentaba algo sobre ella pero solo simples cosas. Después de todo, si no la ayudaba tal vez volvería a Estados Unidos... ¿Que tan malo puede llegar a ser?
— Está bien, no hace falta tanto dramatismo — Dijo al ver las intenciones de arrodillarse frente a él para suplicar — En dos días en la biblioteca a las 5 en punto. No te retraces, odio esperar.
— Si, si, no te preocupes — La joven hablan con una gran sonrisa— ¡Ahí estaré! — Giro con el propósito de irse— ¡Espera!
— ¿Qué? — contesto desconcertado por tal grito.
— Creo que no puedo a esa hora — Abrió la pequeña libreta que siempre llevaba con ella — ¿Puedes a las 7?
— Si, no importa —. Antes de irse miró nuevamente a la chica rodando los ojos — ¿Qué más?
— ¿Crees que debería llevar mis libros anteriores de pociones?
— Si, llévalo por las dudas —, la observó ya cansado al verla abrir nuevamente la boca. — ¿¡Que!?
— Uh, que gruñón. Solo iba a preguntar dónde queda la biblioteca pero le preguntaré a alguien más—, Sonrió, se acercó a el chico tomando sus mejillas y dejando un beso en una de ellas — Gracias otra vez, ya verás, ¡seré puntual! — Se alejó, dejando al pelinegro desconcertado— ¡Adios! — Grito alegremente cuando las puertas de los salones a su lado empezaron a abrirse dejando ver a los estudiantes salir y tomar para sus siguiente clases.
Severus vió como la rubia se alejaba con otra chica que desconocía de Ravenclaw, ¿Que acaba de pasar?
— Hey, Quejicus — La voz burlona de Sirius se escucha detrás del nombrado pero solo se volteo a hablar con Remus.
— ¿Por que le dijiste con no a la chica? — Desentendido el castaño se alejo un poco de su grupo.
— ¿De que hablas? ¿Que chica?