Hacía calor, pero no les importaba mucho. Recorrieron el jardín como si algo horroroso los estuviera persiguiendo y se ocultaron detrás de unos arbustos cerca de la puerta corrediza que daba hacia el interior de la casa. Al llegar, pudieron tomar un poco de aire.
—¡Estamos a salvo!
—No por mucho tiempo, Seung Minie. Recuerda que esos extraterrestres pueden rastrearnos.
—Tienes razón, ¡hay que huir de este planeta lo más pronto posible! ¿Cómo llegaremos hasta nuestra nave? —Preguntó con preocupación.
—Lo primero es no tener miedo —le sonrió el más alto—. Si estamos juntos, todo saldrá bien. Aún podemos usar las estrellas que descubrimos hace un rato como guía y buscar un nuevo camino.
—De acuerdo, sí, necesito calmarme —Seung Min tomó aire por la nariz y lo soltó lentamente por la boca—. Ya estoy mejor.
—Muy bien... ¿Tú tienes alguna idea, Ryu Jin?
El pelirrojo entonces volteó a ver a su pequeña sobrina –por parte de una prima– que los había acompañado hasta los arbustos y que sin duda estaba teniendo una de las mejores tardes de su vida al jugar con su tío Hyun Jin y el novio de éste a que viajaban por el espacio y descubrían nuevos planetas.
—¡Yo sé qué hacer! —Exclamó con emoción la pelinegra de cinco años—. ¡Síganme!
La pequeña dio un salto para salir de su escondite y empezó a correr por el jardín una vez más, siendo seguida por los mayores mientras, con una gran sonrisa, les explicaba que tenían que llegar hasta una roca "poderosa" que los ayudaría a que los extraterrestres no fueran capaces de rastrearlos. Una vez que tocaran esa roca, absorberían sus poderes. Sólo así dejarían de estar en peligro y podrían regresar a su nave para continuar explorando el espacio.
—¡Podemos hacer esto! ¡Por las estrellas! —Les dijo Seung Min.
—¡Por las estrellas! —Repitieron felizmente los otros dos.
Jugaron y se divirtieron mucho hasta que llegó la hora de la siesta de Ryu Jin. Volvieron al interior de la vivienda, la pelinegra se acomodó en el sofá de su tío y, aunque se le dijo varias veces que podía descansar en una cama, la niña prefirió quedarse ahí en la sala. Cerró los ojos y se quedó dormida en cuestión de minutos.
—Bueno —suspiró el pelirrojo—, mi prima dice que las siestas de Ryu Jin duran más o menos una hora y cuarto —dijo antes de ir a la cocina y servirse un poco de agua.
El viajecito por el espacio le pareció divertido y le había traído muy buenos recuerdos, no podía negarlo, pero definitivamente no era lo mismo jugar así a los siete años que a los veinte. Llenó otro vaso con agua fría para su novio y se lo entregó.
—Gracias... ¿Estás cansado? —Preguntó Seung Min.
—Un poco —confesó, riendo bajito—. ¿En serio jugábamos así cuando éramos más pequeños? ¿Toda la tarde? ¿Hasta que salía la luna?
—No hagas como que ya no te acuerdas —lo regañó suavemente y se terminó el agua.
Hyun Jin le sonrió y se acercó a darle un besito tierno en los labios. Por supuesto que recordaba todo, las aventuras con Seung Min eran una parte de su infancia que llevaba en el corazón, siempre sería así.
—Vamos al planetario, Seung Minie. Sé que adoras ese lugar.
—¿Cuándo?
—El próximo sábado —le dijo de inmediato—. Compraré las entradas con tiempo y me aseguraré de que mi prima pueda dejar a Ryu Jin con alguien más.
—Dime que es una cita y aceptaré.
—Oh, claro que es una cita, cariño —contestó antes de acercarlo más hacia él y repartir besitos traviesos y suaves por todo su cuello.
—¡A-ah, Hyun Jinie! —Sus suspiros se mezclaron con una corta risa nerviosa—. Basta... Tenemos que preparar la comida.
—Eso puede esperar.
—Tampoco creas que tanto.
—No sabes cómo odio que tengas razón. Está bien, tú ganas —dejó en paz el cuello de su novio, pero no lo soltó por completo sin antes darle un beso más en los labios, sonriendo en medio del mismo cuando Seung Min dejó una gentil caricia en sus mejillas.
Hyun Jin sabía lo mucho que le encantaba a Seung Min y eso era más que suficiente para sentirse feliz, no cabía duda. Que pudieran estar juntos a pesar de todo lo que había pasado era lo que más agradecía de su vida.
Entre ambos prepararon fideos con carne de ternera, vegetales y huevo cocido para que pudieran sentarse a comer una vez que Ryu Jin despertara. Toda la cocina olía muy bien.
—Oye, Hyun Jinie —el más bajo lo llamó mientras apagaba la estufa y se quitaba el delantal que el contrario le había prestado.
—¿Qué pasa? —Le dio su atención mientras metía unas cuantas bebidas enlatadas a la nevera.
—Nada. Sólo quería recordarte que te amo.
La sonrisa en los labios del pelirrojo se extendió al escuchar esas palabras. Cerró la nevera y se acercó a su pareja.
—Recuérdamelo todos los días —le dio un beso en la mejilla—. No porque se me pueda olvidar, sino porque me encanta escucharlo —aclaró.
—¿Y a ti no se te está olvidando decirme algo, además de eso?
—Yo también te amo, Seung Minie.
Fin.
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¡Muchísimas gracias por leer, votar y comentar! ❤️ Espero que este capítulo extra les haya gustado a pesar de lo cortito que fue, lobitos. Realmente quería incluir a estos dos volviendo a jugar como cuando eran niños y no iba a estar tranquila hasta que lo hiciera. 🤧
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Dame una señal, Hyun Jin [HyunMin]
FanfictionUna señal era lo único que necesitaba para saber que no había perdido a Hyun Jin. ⚠ PROHIBIDO COPIAR O ADAPTAR ESTA HISTORIA. 🔹 HyunMin.