𝖂𝖍𝖆𝖙 𝖎𝖋 𝕸𝖊𝖑𝖔𝖉𝖞 𝖆𝖓𝖉 𝖙𝖍𝖊 𝕸𝖊𝖗𝖗𝖞 𝕸𝖊𝖓 𝖉𝖔 𝖆 𝖈𝖔𝖑𝖑𝖆𝖇𝖔𝖗𝖆𝖙𝖎𝖔𝖓

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[¿Y si Melody y los Merry Men hacen una colaboración?] 

PD: La canción nada que ver.

Melody no era buena a la hora de expresar sus emociones. Solía hacerlo con la música, sin embargo, las mezclas retumbando en sus audífonos, solo la hacían quedar más confundida de lo que ya estaba.

—¿Qué es lo que te sucede, cariño? —Le había preguntado su padre aquella mañana, cuando la notó angustiada.

Ella no dio respuesta, le pidió a su padre que no se preocupara y continuó una incómoda travesía de día escolar con audífonos incapaces de removerse de su cabeza, sonrisas incómodas, y manos y pies trabajando en automático; yendo de un lugar a otro, escribiendo las notas que debía en clases y escuchando sonidos sordos que no la dejaban pensar y estaba bien.

La opresión en el pecho y la sensación de sentir que lloraría en cualquier momento al mínimo roce emocional, hacían sentir todavía más incómoda. Necesitaba comprenderse a sí misma (cosa que jamás había parecido necesaria), pero no quería.

Estaba bien actuando en automático.

No escuchó llegar a Ginger aquella noche. Su estómago dio un respingo salvaje, amenazando su actual fragilidad cuando su compañera de cuarto se sentó a un lado y acarició su platinado cabello con dulzura.

—Si me dices que estás bien, no te volveré a traer galletas, ¿Entiendes? —amenazó.

Melody se giró con pereza para encararla. Se quitó los audífonos y se dio cuenta que ya ni siquiera estaba escuchando música; el día se había detenido y había pasado sin que ella se diera cuenta. Probablemente, el día siguiente sería mejor. O tal vez no.

—No podrías hacer eso —musitó Melody con voz ronca.

Su voz regularmente era suave, apenas audible cuando recién decía algo por lo mismo de que no era una persona habladora. Aquel día apenas había hablado con su padre, su voz se sentía atrofiada, como si la hubiera abandonado varías décadas atrás.

—Dime que tienes —pidió Ginger, su mirada cansada luchaba por mantenerse presente para su compañera de cuarto.

Melody no lo sabía. No se había dado la oportunidad de pensarlo desde la noche anterior, cuando había dormido con pequeñas lágrimas marcando su objeción a ser retenidas. Sí, se había sentido mal. Su cabeza daba vueltas, su corazón latía desbocado y con un pulso adolorido que no sabía cómo había llegado a hacerla sentir tan afligida.

Él, surcó sus pensamientos. Llegó solo de imprevisto y Melody recobró toda consciencia del sentimiento de que la noche anterior había sido una epifanía silenciosa.

Había conocido a un chico. Un chico que le enseñó a nadar, a bailar y que se había interesado por sus mezclas con el mismo afán que Briar o los Merry Men (con quienes llevaba una relación bastante amigable, pues ellos gustaban de su música y ella de la de ellos). Un chico callado, solitario y a la vez divertido.

Un amigo. Un amigo que ella no sabía que quería más que solo como amigo hasta la noche anterior.

Sin embargo, Melody no tuvo sólo una epifanía. La alegría y la adrenalina de estar enamorada por primera vez, trajo consigo un duro golpe de realidad: ella lo quería porque ya no lo tenía. ¿Habían sido amigos? Tal vez. No habían hecho cosas comunes de desconocidos.

¿Su enamoramiento contaba si ella ni siquiera se había percatado de su ausencia? Melody no lo sabía, pero aquel día le afectó y se mantuvo en automático. ¿O es que había actuado en automático desde que él y ella ya no eran amigos? No, ella había avanzado muchísimo desde que no hablaban. Muchas canciones, muchas presentaciones, muchos bailes en su habitación, algunas salidas con amigos y varios ratos en fiestas que no habían dejado relucir la ausencia.

What If [EAH]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora